Hábitos de un profesional
Por Alejandro Bernal Astorga
Un hábito es una forma constante de comportamiento, algo que una persona hace a menudo de manera regular y repetida. Lo ideal es evitar los hábitos negativos y replicar los positivos.
Un profesional desempeña con capacidad, actitud y aplicación relevante su trabajo como emprendedor, colaborador, empresario o servidor público y si bien no hay formas únicas para lograrlo, es posible distinguir algunas características significativas.
Las y los profesionales, tienen como hábitos positivos:
Establecer una visión y cada una de las acciones que realizan en el presente, van encaminadas a su cumplimiento; esto implica que sean propositivos, haciendo del reto una oportunidad.
Fijar objetivos que dirijan la toma de decisiones y metas e indicadores para cuantificar los alcances a obtener; esto les permite implementar acciones preventivas o correctivas durante y al término de un proyecto o administración para obtener los resultados deseados.
Conocer o involucrarse en la operatividad de las acciones que dirigen para no generar dependencia y entender a la perfección el funcionamiento de una organización, identificando áreas de oportunidad.
Usar argumentos basados en evidencia cualitativa o cuantitativa y no solo puntos de vista personales para soportar sus ideas y toma de decisiones. Esto genera objetividad y eficiencia en su desempeño.
Determinar la viabilidad de toda propuesta que formule o le expongan determinando su factibilidad comercial, técnica, financiera y jurídica para administrar el riesgo y optimizar recursos.
Escuchar a todas las partes involucradas para formarse un criterio y tomar decisiones asertivas y justas.
Saber obtener lo mejor de cada persona aun cuando tengan diferentes características, cualidades, fortalezas o debilidades. Hacer sinergia y desarrollar o consolidar equipos de trabajo es una de las características que los distingue.
Ser disciplinados y resilientes; sin duda la constancia y su capacidad para hacer frente a situaciones adversas o ajenas a su control, les permite alcanzar su mejor desempeño en situaciones críticas.
Ser coherentes entre lo que dicen y lo que hacen para que sus colaboradores o compañeros se sumen a sus propuestas o requerimientos. Las personas aprenden de lo que ven y no solo de lo que escuchan.
Capacitarse y prepararse continuamente para que sus conocimientos sigan siendo vigentes y funcionales; las innovaciones, conocimiento frontera y tecnología de punta, evolucionan y cambian las áreas del conocimiento.
Hacer del cambio una oportunidad; esto les permite salir de su zona de confort, romper paradigmas, no experimentar miedo o resistencia mental y tener capacidad de adaptación.
Saber reconocer sus aciertos o errores y buscar continuamente una mejor versión de si mismos; son personas que aprenden, desaprenden y reaprenden continuamente y se reinventan.
Tener capacidad o experiencia para elegir acertadamente, aclarar dudas, optimizar, enseñar, autorizar o incluso negar con argumentos, etc. cuando eso ocurre hacen efectivo su liderazgo y se ganan la confianza de los suyos por el dominio de sus funciones.
Cuidar su salud física y mental: tener buena alimentación, hacer ejercicio, administrar adecuadamente el tiempo, dormir lo suficiente, descansar y tener un balance personal y laboral; cuando lo logran, este estilo de vida puede ser parte del ADN que le imprimen a sus equipos de trabajo.
Disfrutar y apasionarse por lo que hacen; encuentran satisfacción en su desempeño y en el de su equipo; suelen estar motivados y motivar, tienen energía y transmiten alegría.
Sin duda los retos para un profesionista en el ámbito laboral son múltiples y pueden llegar a ser complejos, por lo que su capacidad para trabajar en equipo, gestionar, hacer relaciones, alianzas y sumar voluntades, harán que sus alcances sean mayores a sus conocimientos o recursos.
Y tú … ¿tienes hábitos para ser un profesional en lo que haces?
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