Fármacos derivados de venenos animales: tesoros ocultos en la naturaleza
Doctora Laura Leticia Valdez Velázquez*
La biodiversidad de nuestro planeta alberga una asombrosa variedad de organismos, algunos de los cuales poseen una capacidad extraordinaria, para desarrollar sistemas de defensa basados en venenos, que, a lo largo de la evolución, han demostrado ser verdaderas obras maestras de la bioquímica. En este contexto, los fármacos derivados de venenos animales representan un emocionante campo de investigación que ha abierto nuevas perspectivas en la búsqueda de tratamientos médicos innovadores.
El veneno, a menudo asociado con peligro y temor, es en realidad una mezcla compleja de proteínas, péptidos y compuestos químicos diseñados para atacar a presas o defenderse de depredadores. Sin embargo, se han descubierto que muchos de estos componentes poseen propiedades farmacológicas únicas.
Organismos como serpientes, arañas, alacranes, lagartos, conos marinos y algunos anfibios, han desarrollado venenos especializados que contienen moléculas capaces de modular diversas funciones biológicas. Para identificar este potencial terapéutico, se han llevado a cabo investigaciones detalladas para identificar y aislar compuestos del veneno y probar en distintas dianas biológicas. Este es un proceso largo que pasa por varias etapas:
Consideración de la especie venenosa: asegurarse de que la especie no esté amenazada ni en peligro de extinción para preservar la biodiversidad.
Proceso de extracción, purificación y caracterización del veneno: realizar la purificación del veneno, utilizando técnicas de cromatografía (procedimiento para separar, identificar, cuantificar y determinar componentes químicos) y mediante análisis químicos detallados para comprender sus componentes.
Ensayos in vitro: se emplean ensayos enzimáticos, cultivo de bacterias o líneas celulares, para identificar fracciones con componentes bioactivos.
Estudios in vivo en modelos animales: obtener la aprobación de comités de bioética para llevar a cabo estudios in vivo en modelos animales y poder validar el efecto terapéutico de los compuestos en un entorno biológico más complejo, así como evaluar posibles efectos no deseados que pudieran surgir durante esta fase.
Pruebas clínicas en seres humanos: realizar pruebas clínicas con la participación de pacientes humanos, para determinar la eficacia y la seguridad del fármaco derivado del veneno.
Actualmente solo 11 fármacos han sido aprobados por la FDA (Food and Drug Administration, por sus siglas en inglés; es un organismo del Gobierno de Estados Unidos). A continuación, se mencionan algunos de ellos:
Hipertensión, falla cardiaca congestiva: el captopril, es un inhibidor de la enzima convertidora de Angiotensina I, que promueve la actividad vasoconstrictora, fue el primer fármaco derivado del veneno de la temible serpiente sudamericana Bothrops jararaca, fue aprobado por la FDA en 1979 y desde entonces, ha preservado un mayor número de vidas humanas de las que la serpiente ha causado la muerte.
Diabetes tipo 2: La exenatida es un fármaco desarrollado a partir del lagarto conocido como monstruo de Gila (Heloderma suspectum). Este componente derivado de veneno imita la acción de una hormona natural, estimulando las células para responder a niveles elevados de glucosa contribuyendo a una producción más eficiente de insulina. Comercialmente, se encuentra disponible bajo el nombre de Byetta.
Enzimas anticoagulantes: La eptifibatida es una desintegrina que reduce la formación de coágulos y reducen el riesgo de enfermedades trombóticas, es derivada del veneno de la serpiente de cascabel pigmea oscura.
Analgesia: El ziconotide, un péptido extraído del caracol marino Conus magus, opera en el sistema nervioso central y presenta una capacidad analgésica considerablemente mayor que la morfina, sin embargo, se caracteriza por un bajo o nulo potencial adictivo. Este compuesto se ha lanzado al mercado bajo el nombre Prialt.
A pesar de los avances en la investigación de fármacos derivados de venenos animales, existen desafíos significativos. La producción a gran escala de estos compuestos, y la identificación precisa de sus mecanismos de acción, son áreas en las que se necesita más investigación.
A medida que se explora el potencial terapéutico de los venenos animales, también deben abordar cuestiones éticas y de conservación. La recolección de venenos de animales, en algunos casos, puede amenazar la permanencia de especies en peligro de extinción. La investigación de venenos para obtener fármacos debe ser explorada de manera ética y sostenible. Al hacerlo, no solo aprovecharemos los tesoros ocultos en los venenos animales, sino que también contribuiremos a la preservación de la biodiversidad y de los ecosistemas en los que habitan.
*Profesora e investigadora de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad de Colima
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