Cada octubre, el color rosa llena los espacios en un esfuerzo global por crear conciencia sobre el cáncer de mama, una enfermedad que, aunque prevenible en muchos casos, sigue afectando a miles de mujeres.
En la Universidad de Colima (UdeC), la Semana Universitaria de la “Lucha contra el Cáncer de Mama. Octubre Rosa todo el año”, organizado por nuestro Voluntariado, que encabeza Blanca Liliana Díaz Vázquez, no es solo una conmemoración, es un llamado a la acción que debe perdurar más allá del mes.
Dentro de ese llamado, hay un aspecto crucial que no podemos ignorar: la importancia de contar con redes de apoyo para las mujeres que enfrentan esa enfermedad. El cáncer de mama no solo implica un diagnóstico médico, sino un viaje emocional, físico y psicológico que ninguna mujer debería recorrer sola.
Las redes de apoyo, conformadas por familiares, amigos, compañeros de trabajo y comunidades, juegan un papel fundamental en la forma en que las pacientes enfrentan este desafío. Esas redes no solo brindan asistencia práctica, como acompañamiento a las citas médicas o ayuda con las tareas cotidianas, sino que también ofrecen el soporte emocional tan necesario en momentos de vulnerabilidad.
Es en esas redes donde la empatía y el sentido de comunidad se vuelven indispensables. Las mujeres que cuentan con un círculo sólido a su alrededor tienen más posibilidades de mantenerse resilientes durante el tratamiento, de sobrellevar los efectos secundarios físicos y emocionales, y de encontrar un espacio seguro donde expresar sus miedos y preocupaciones.
Además, el apoyo psicológico y el acompañamiento de otras mujeres que han pasado por lo mismo son esenciales para construir una perspectiva de esperanza y lucha.
En la UdeC, iniciativas como nuestra Semana Universitaria de la “Lucha contra el Cáncer de Mama. Octubre Rosa todo el año”, nos invitan a reflexionar sobre el papel que podemos jugar todos en la creación de esas redes. Desde el ámbito académico, los estudiantes y docentes tienen la oportunidad de generar conciencia y fomentar el apoyo a quienes atraviesan esa dura batalla.
Es imperativo que nuestra comunidad universitaria abrace este compromiso y que, con nuestras acciones diarias, seamos un pilar de fortaleza y solidaridad para las mujeres que enfrentan el cáncer de mama.