Psicología económica
Por Alejandro Bernal Astorga
La psicología se vincula con los temas económicos, ya que el estado emocional incide en la conducta de las personas y en sus decisiones de compra, venta, inversión, ahorro, financiamiento, etc.
Cuando las personas tienen una crisis emocional, sus decisiones económicas tienden a replantearse de forma positiva o negativa y esto se refleja en su nivel de vida.
Son negativas, cuando al no haber un equilibrio emocional se elevan de forma insostenible los niveles de consumo, los gastos superan a nuestros ingresos y se generan altos niveles de endeudamiento. Habrá quienes busquen comprar ropa, muebles, viajar, comprar un coche o elevar sus niveles de esparcimiento y diversión sin tener los ingresos suficientes para hacerlo.
Esto se refleja en el uso continuo de tarjetas de crédito para satisfacer necesidades básicas y pagas el super, consultas médicas, servicios, la gasolina o el consumo de alimentos, y cuando destinas una parte significativa o incluso la totalidad de tu salario, para pagar lo que ya gastaste.
Cuando esto ocurre, los niveles de ahorro o las reservas económicas para hacer frente a imprevistos disminuyen o son nulos porque nuestros egresos se dirigen al gasto y no a la inversión; incluso corremos el riesgo de no poder satisfacer nuestras necesidades básicas o que busquemos trabajar mucho más tiempo buscando equilibrar nuestras finanzas, sacrificando horas de descanso que afectan nuestra salud.
Perder el trabajo en estas condiciones o que reduzcan nuestra jornada laboral y por lo tanto nuestros ingresos, puede tener repercusiones económicas negativas colosales para las personas y sus familias.
Esto nos hace más vulnerables en términos económicos, ya que trabajamos para pagar deudas y no para tener mejor calidad de vida. El tema es que buscamos llenar vacíos o perturbaciones con soluciones materiales, que proporcionarán un bienestar momentáneo, pero no una solución conductual de fondo que remedie nuestros problemas.
A lo anterior habría que agregar las variables económicas que no dependen de nosotros, como el incremento de la inflación y las tasas de interés, que pueden agudizar los efectos negativos de nuestras decisiones económicas.
Este cúmulo de situaciones puede generar una crisis significativa en nuestras finanzas personales que eleva nuestros niveles de estrés y ansiedad generando un círculo vicioso, que requerirá la ayuda de profesionales para solucionar las causas que generan nuestros problemas emocionales y financieros, buscando modificar positivamente nuestra conducta.
Hacernos consientes de esta realidad, implica reconocer que tenemos un problema, cambiar nuestros patrones de consumo, generar un plan para reestructurar deudas y hacer un manejo responsable y consciente de nuestras finanzas. Nuestra tranquilidad emocional y salud mental se reflejan en decisiones económicas sensatas, inteligentes y pertinentes.
Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.
