La danza
Por Jorge Vega
Hay días en que la muerte sacude con más fuerza todas las ramas del árbol. Muchos caen al polvo, otros enferman de gravedad y algunos más, los pocos, abren los ojos.
La gran mayoría, sin embargo, seguimos atentos al trabajo, al celular, al cine, a los libros, a las preocupaciones que vamos acomodando en cada segundo de las horas del día. Cerramos los ojos a una muerte que, indiferente a lo que pensemos o sintamos de ella, nos aguarda paciente, bebiendo café y fumando cigarrillos a un brazo de distancia.
Hay días en los que todo es oscuridad y noticias de atentados, bombardeos, de asesinatos, del fallecimiento de personas entrañables, de retrocesos, y actos criminales de personas que han perdido la llave de la compasión.
La muerte sacude las ramas, el follaje, y muchas personas, proyectos y animales pasan al otro lado del cero, al de los valores negativos, para dejar de sumar. Hay pocos que abren los ojos y atestiguan -sin la protección de los juegos que todos jugamos- esta hermosa y violenta danza que la muerte juega con nosotros.
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