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COLUMNA: La semilla en el surco jurídico

Por Redacción Oct31,2024 #Opinión

El homicidio y los trastornos mentales: ¿relación o mito?

Por Roberto Ortiz Herrera.

Este mes de octubre se celebró a nivel mundial el Día Nacional de la Salud Mental, un suceso sumamente relevante, pues, según cifras de la Organización Mundial de la Salud, aproximadamente una de cada ocho personas sufre algún trastorno mental, los cuales varían en función del sexo y la edad.

Centralizando estas cifras únicamente en México, el Observatorio Mexicano de Salud Mental y Adicciones, en su más reciente informe sobre la situación de la salud mental y el consumo de sustancias en el país, indicó que la Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica en Adultos del año 2003 es el único estudio que estimó la prevalencia de desórdenes mentales en la población total y por regiones del país. Esta encuesta arrojó datos verdaderamente alarmantes, encontrando que el 28.6% de la población presentó alguno de los 23 trastornos de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) en algún punto de su vida, mientras que un 13.9% los presentó en el último año y un 5.8% en los últimos 30 días.

Además, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en una encuesta realizada en el año 2022, Colima ocupa el primer lugar en la tasa bruta anual de defunciones por homicidios por cada cien mil habitantes, superando por una cantidad considerable al resto de los estados de la República Mexicana. Se puede notar, además, que, en términos comparativos, los hombres son más propensos a ser asesinados, con una proporción de 7 veces más víctimas que las mujeres.

Por otra parte, el homicidio, definido como el acto de privar de la vida a otra persona, constituye uno de los delitos más graves que una persona puede cometer, resultado de una acción u omisión mediante la cual se priva de vida a la víctima, ya sea de forma dolosa o culposa. La asociación de esta acción a las enfermedades mentales ha sido un tema de debate a lo largo de los años entre las áreas de Psiquiatría y Criminología, donde algunos estudios hablan de la posible relación entre los homicidas y algún tipo de trastorno.

Un estudio de carácter descriptivo, basado en la revisión de expedientes de casos peritados por homicidio en el Instituto de Medicina Legal de La Habana, en Cuba, durante el periodo 2011-2013, indicó que, de 149 homicidas a los que se les realizó un peritaje psiquiátrico forense, solamente 24 de ellos no poseían una patología psiquiátrica manifiesta, mientras que 135 de ellos poseían plena facultad y capacidad para comprender y dirigir su conducta. Se concluyó que no; los autores de homicidio no son habitualmente enfermos mentales, sino personas incapaces de adoptar normas de convivencia adecuadas al medio sociocultural donde se desarrollan, y que poseen escasos valores éticos y morales.

Si reflexionamos sobre los datos proporcionados por el Observatorio Mexicano de la Salud Mental y Adicciones, donde la ansiedad y la depresión corresponden a los dos trastornos mentales más comunes en México, los cuales dificultan la interacción social de aquellas personas que los padecen, nos encontramos con una situación alarmante y digna de consideración, pues deja abierta la posibilidad de que algunas de estas personas puedan llegar a convertirse en futuros adictos a sustancias psicotrópicas o criminales, además de ser propensos a relacionarse con personas involucradas de forma directa o indirecta en actividades ilegales.

La toma de conciencia por parte de los familiares cercanos a aquellas personas que padecen enfermedades mentales como depresión o ansiedad, así como la detección y el tratamiento de estas, es una medida necesaria para permitir a estas personas, con dificultades de adaptación a su entorno social, relacionarse de una manera sana con el resto de la sociedad, evitando que generen relaciones tóxicas o de dependencia que dificulten aún más su crecimiento y empeoren su condición.

La concientización y educación sobre la gravedad de las enfermedades mentales, así como el valor de la vida humana, contribuyen a que las personas jóvenes que atraviesan un periodo difícil en sus vidas puedan crecer de manera saludable, permitiéndoles resolver conflictos de manera pacífica.

Estudiante de tercer semestre de la Facultad de Derecho U de C*.

Forma parte del “Semillero de Formación de Jóvenes en Investigación Jurídica” coordinado por el Doctor Amado Ceballos Valdovinos.

Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

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