Por Mtra. Ruth Holtz*
Mucha gente acude a psicoterapia a atender lo emergente, lo crítico, lo que los disturbó, pero eso suele ser solamente “la punta del iceberg”. Es decir, una persona puede consultar porque tiene depresión, porque tiene una enfermedad que su médico le dijo que tiene que ver con su estado emocional o por muchas otras causas. Algunas de ellas van desde tener insomnio, mal carácter, generalmente explosiones de ira, incapacidad para concentrarse, falta de ganas de vivir, ansiedad, miedo invalidante, aislamiento, trastornos de la alimentación, estrés y tensiones musculares sin explicación aparente, cambios del estado de ánimo, llanto sin motivo, etcétera.
Sin embargo, lo importante es que en psicoterapia lo que enfocamos es no sólo la respuesta que nuestra psique, nuestro cuerpo, nuestra mente ha dado a algún desafío de nuestro entorno, sino la causa interna de esa respuesta. Si bien es probable que el ambiente sea un disparador de una serie de reacciones o efectivamente una de las causas de las reacciones de la personalidad de alguien, no estamos totalmente determinados por las circunstancias, sino que también hay algo en nuestra forma de ser, en nuestra historia, en nuestro aprendizaje familiar que nos lleva a vivir de un determinado modo la vida y la manera en que decidimos reaccionar.
Si bien sabemos que existen causas inconscientes que nos mueven desde dentro, siempre hay posibilidad de elegir. De hecho, cuando iniciamos un tratamiento psicoterapéutico profundo nos aventuramos en conocer nuestro bagaje inconsciente, los patrones que hemos heredado de nuestros ancestros o la forma en que se han fraguado en nuestro carácter que, al conocerlos, comprenderlos, resolver los asuntos que quedaron inconclusos, sin desahogar, sin expresar, sin compartir, sin razonar, los podemos atender. El comenzar a cerrar ciclos, perdonar, desahogar el dolor, expresar lo que olvidamos tan rápido que ni nosotros mismos recordábamos, al compartirlo con alguien que lo siente y experimenta junto con nosotros y así adquiere forma, cuando lo razonamos de acuerdo a las reglas del inconsciente que vamos conociendo poco a poco, nuestra libertad de elegir cómo queremos ser y reaccionar aumenta.
La psicoterapia es un camino hacia la libertad interior, hacia la toma de las riendas de nuestro carácter. Finalmente, el carácter es la forma en la que se manifiesta lo que somos en todos los aspectos: nuestra manera de actuar, nuestra forma de pensar, nuestro modo de sentir, nuestro peculiar estilo de tomar decisiones, nuestros valores y la manera en la que los aplicamos, etc. Es decir, es todo aquello que nos define y nos da identidad, que representa nuestro característico modo de actuarnos a nosotros mismos en cada una de las situaciones de vida. Podemos cambiarlo, pero hay una parte que se resiste porque queremos a toda costa evitar el dolor o una identidad no del todo sana. Podemos transformar lo que se pueda y lo que no aprender a manejarlo de mejor manera. Sanar heridas emocionales, conocer nuestras debilidades y fortalecernos, gestionar inteligentemente nuestras emociones, conocer mejor nuestro inconsciente y establecer alianzas con esa parte oscura e involuntaria de nuestro ser. Lo que hacemos en la psicoterapia es eso, ayudarte a cambiar tu carácter, no tus síntomas. Eso sólo sería un cambio superficial. El punto focal es el carácter y cuando lo dominas eres libre de elegir cómo actuar y reaccionar ante cualquier entorno. Estás por encima de tu entorno. Tú decides si quieres ser víctima o dueño de tus circunstancias.
* Psicoterapeuta. Teléfonos: 312 330 72 54 / 312 154 19 40|Correo: biopsico@yahoo.com.mx
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