El reciente triunfo de 3 estudiantes de la Universidad de Colima (UdeC) en la Olimpiada Mexicana de Matemáticas merece ser celebrado no solo por el logro en sí, sino por lo que representa en el contexto de la educación y el desarrollo integral de nuestros jóvenes.
Camila Reynoso, Joshua Muñoz y Ángel Panduro, alumna y alumnos de último semestre de bachillerato, quienes alcanzaron la medalla de bronce en la competencia nacional, demostraron que las matemáticas no son un mero ejercicio de memorización o cálculos repetitivos, sino un campo de conocimiento que impulsa la creatividad, disciplina y el trabajo en equipo.
Esos jóvenes no solo resolvieron problemas complejos de combinatoria, álgebra, teoría de números y geometría; también nos dieron una lección sobre la importancia de encontrar caminos distintos, de explorar y redactar soluciones, además de convivir con personas que comparten intereses y aspiraciones similares.
En cada examen, disponían de 4 horas y media para demostrar sus habilidades, una exigencia que solo aquellos con disciplina y pasión pueden enfrentar y superar. Su éxito nos recuerda que el talento no es suficiente sin constancia y que, como bien señala Camila Reynoso, el deseo de mejorar y perseverar es lo que hace la diferencia.
Más allá de la competencia, esa experiencia resalta la relevancia de programas como el de la Olimpiada de Matemáticas, que buscan formar una comunidad de estudiantes, entrenadores y maestros dedicados a transformar el aprendizaje de esa disciplina.
Como bien lo señala Daniel Alejandro Gaitán Valencia, presidente del Comité de Olimpiadas de Matemáticas de Colima, el objetivo no es solo ganar medallas, sino alejarse de la memorización y acercarse a la creatividad y la lógica, brindando a los estudiantes herramientas que les serán útiles toda su vida.
Y es que las matemáticas no deberían ser vistas como un obstáculo, sino como una oportunidad para formar mentes analíticas y creativas, mentes que se atrevan a pensar de manera diferente. Esas olimpiadas nos invitan a reconsiderar cómo enseñamos matemáticas en nuestras escuelas y nos recuerdan que cada estudiante tiene el potencial para descubrir el “arte de resolver problemas”.
Esperamos que esa medalla de bronce sea solo el comienzo de una participación aún más activa de las y los jóvenes de Colima en ese tipo de competencias. En cada reto, en cada problema que enfrenta nuestra sociedad, necesitamos mentes jóvenes y preparadas para analizar, comprender y resolver.