Por Valeria Brust Tintos*
Decir “no” es una habilidad crucial para tener un desarrollo personal y profesional adecuado, que fortalece la autonomía, el respeto propio y el manejo saludable de las relaciones personales. La mayoría de las veces decimos que “sí” solo por compromiso o complacer a la otra persona y evitar conflictos; pero esta sumisión produce cargas innecesarias, estrés y, en ocasiones, resentimiento.
Establecer límites es una necesidad fundamental para la regularización emocional. Debemos aprender a priorizar nuestro bienestar sin sentir culpa absoluta. Negar ciertas peticiones no nos hace malas personas o egoístas; es una demostración de nuestra energía, del tiempo y, sobre todo, de madurez. Esta habilidad nos fortalece asertivamente, es clave en la resolución de conflictos; dicha asertividad permite manifestar opiniones y decisiones de forma respetuosa sin necesidad de usar la agresión. Usar el “no” adecuadamente, acompañado de una buena y sincera explicación, ayuda a evitar o minimizar malentendidos.
En la mayoría de las personas, la aceptación es muy importante. Decir “no” puede desencadenar miedo al rechazo, porque creen que no cumplir con las expectativas de las personas ajenas, podría llevar a una pérdida de conexión. A veces, expresarlo significa enfrentarse a una reacción inesperada de los demás, lo que puede derivar situaciones incómodas.
Decir “sí” se convierte en la manera de sentirse valoradas y útiles para algunas personas; sienten la responsabilidad por el bienestar de los demás y, al aceptar lo que piden, perciben que están cumpliendo funciones importantes, pero, al no poder decir “no”, terminan dejando de lado sus prioridades.
Algunas veces cuando decimos “no” justificamos dando explicaciones, pero es innecesario; con solo decir “no puedo en este momento” es más que suficiente. En ocasiones, cuando damos demasiadas razones un “no” puede escucharse como pretexto y es posible que las personas intenten cambiarte de opinión. Aprender a decir “no” implica un proceso que requiere del autoconocimiento, práctica y confianza en sí mismo. Esto es, un proceso gradual, que al principio incomodará, pero con la repetición, se vuelve natural.
Las personas que aprecian y valoran nuestro “sí” tienden a respetar nuestro “no”. Para aprender a decir “no” es importante que reflexiones sobre tus prioridades y límites; comprender cuáles son, entonces, podrás tomar decisiones que respeten tu tiempo y energía. Escucha tus emociones y señales físicas; si sientes que estás agotado o incluso estresado al decir “sí”, son señales con las cuales tu cuerpo te está diciendo que estás sobrepasando tus límites. Mejor cuidarse con un sí saludable.
Referencias:
– Chapman, G., & Thomas, J. (2007). “Cuando decir no es saludable: cómo poner límites sin perder el amor, el respeto y el control de tu vida”. Editorial Unilit.
– Navarro, F., & Trianes, M. V. (2011). “Psicología de la asertividad: Entrenamiento en habilidades sociales”. Ediciones Pirámide.
*Alumna de la Facultad de Pedagogía de la Universidad de Colima
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