Jue. Nov 28th, 2024

ARTÍCULO: De los veinte-chidos a los cincuenta-y-chales

Por Redacción Nov28,2024 #Opinión

Por Marcial Aviña Iglesias

El presente es la madre de lo insólito de cada una de nuestras vidas, no hay futuro sin nostalgia de añorar lo que tal vez nunca suceda, y el pasado es una postura humana de resistencia, muy de acá pa´ca, así, muy ñeril, clasista criollo, fincado en su chulería, como queriendo reivindicar nuestra lamentable necesidad de resistirnos a dejar pasar el tiempo, es por eso por lo que a partir de que llegue a los 50 años, por puro feísmo e hibrido orgullo, cuando me preguntan la edad que tengo, dejo colgado los complejos en el perchero freudiano, y digo los años que cumplo.

Hoy, desde hace 72 horas que tengo 56 años, experimento pocos cambios comparados con los últimos 3 años, sigo padeciendo las mismas enfermedades crónico degenerativas, según el médico familiar del IMSS, estoy entre la línea divisoria que va del diabético simple y al compulsivo, ya me acostumbré a la comida con poca sal y a los postres, así como las aguas frescas con edulcorante natural, ¡ya sé que están bien pinches empalagosos! Por eso aún no le agarro el gusto, pero hay la llevo. Móndrigo diabetes, le tengo más miedo que a los gobernantes y la delincuencia que controla al país.

Me encabronan los quejumbrosos por vicio, que nomás porque sí, se quejan de tocho morocho, quien firma lo que escribe, si es quejumbres, pero buscó justificarlas, de entrada, por el clima y los zancudos no me quejo, pero de que el camión urbano va hasta la madre y el servicio es cada vez pior, ahí sí, ¡no que ahora con el incremento a la cuota iban a aumentar las rutas y mejorarlas! Naaaaa, puro atole con el dedo.

No me quejo del paso del tiempo, estoy consciente que, como cualquier humano, los años dejan factura, el cuerpo como cualquier cosa se desgasta, obligando a colocar fecha de caducidad a los hábitos que contribuyeron al estropicio físico, tampoco me inquita experimentar los surcos trazados por mi viejo tic tac, atrás quedaron los 2 dedos de frente, hoy tengo la mano completa, pero eso no me acompleja, además, el poco pelo que me queda está completamente canoso, y pintarlo no va con mis principios melindres, digo uno ya no es colágeno, sino Ensure. En fin, ¡adiós a los veinte-chidos, bienvenidos los cincuenta-y-chales!

Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

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