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COLUMNA: Ciencia y Futuro

Por Redacción Feb13,2025 #Opinión

China, ¿logrará ser una potencia económica, científica y tecnológica para el 2035?

Por doctora María Gabriela Gildo de la Cruz*

“La cooperación internacional en el esquema de los sistemas de mayoría. El caso de China”, es el título del capítulo que forma parte del libro Cooperación internacional para el desarrollo, publicado por la Dirección General de Publicaciones de la Universidad de Colima y que está disponible en acceso abierto en línea en el siguiente enlace: http://ww.ucol.mx/publicacionesenlinea/promocion.php?docto=560.

El propósito en este capítulo fue analizar desde la teoría de los regímenes políticos el sistema autoritario, tomando como ejemplo a China, a través de lo que se ha denominado un “socialismo chinizado”, es decir, un desarrollo económico de corte socialista bajo la dirección del Partido Comunista Chino (PCCh), encabezado por su actual líder Xi Jinping y su acoplamiento hacia una economía de mercado. Lo anterior ha permitido al país participar activamente en el marco de la Cooperación Internacional para el Desarrollo (CID), de manera eficiente.

El concepto de régimen político especifica la forma en que se ejerce el poder político y que se establece a partir del acceso que se tiene de llegar a este, ya sea a través de elecciones libres, limpias y periódicas, en donde existe principalmente competencia política entre diferentes partidos, lo que nos ubica en la visión de regímenes políticos democráticos (poder de jure). En contraparte se encuentran los regímenes no democráticos (poder de facto) caracterizados principalmente por la no competitividad política, es decir, no existe la posibilidad de elegir entre candidatos y partidos diferentes. Estos regímenes también son llamados autoritarios o bien sistemas de partido único. Tal como sucede con el caso chino.

Este último tipo de régimen autoritario establece un monopolio y concentración del poder en un solo partido, lo que permite abordarlo en la perspectiva de los sistemas políticos de mayoría, entendido por su centralismo político, marcado específicamente por una concentración del poder, una movilización de masas controlada, que se da a través de una ideología legitimada, en este caso: el socialismo.

Los anteriores elementos son aspectos de la política doméstica, pero el también régimen político se da en el plano internacional, donde el ejercicio del poder político debe llevar al orden y al equilibrio social. De ahí la importancia del derecho internacional, la diplomacia, las negociaciones, en términos de cooperación entre estados, con el fin de un desarrollo común.

Así, China ha logrado combinar el desarrollo socialista mediante el PCCh, eje de estructuración del régimen, el cual se retroalimenta tanto del poder jure y/o de facto, que deriva del apoyo de la población hacia los dirigentes, líderes, gobernantes, manifiesta por el prestigio o influencia que han alcanzado. Estos aspectos corresponden a los valores genéricos que enfatiza el partido: economía de mercado socialista, justicia social, orden, autonomía étnica, etc. El atributo esencial del marxismo es su naturaleza popular, lo que le da al partido un carácter cercano con las masas, dado que, a través de él, se establecen nexos que permiten estar cerca de la gente y actuar sobre ellas.

El gobierno de China se basa en una división administrativa política de corte vertical y centralista, la cual responde al gobernar un país con un poco más de 1,400 millones de habitantes, quienes, de acuerdo con el Banco Mundial, su esperanza de vida es de 77 años (datos al 2020); el crecimiento del PIB del 8.1% (datos al 2021) y un desempleo del 4.8% (datos al 2021). Asimismo, el Índice de Desarrollo Humano (IDH) 2020, es alto (entre .700 y .799), con un puntaje de .761 de un total de 189 países, lo que lo coloca en el ranking mundial en la posición 85.

De tal forma que el socialismo con peculiaridades chinas le permite al actual dirigente del país, Xi Jinping, adoptar una actitud realista y práctica, tanto en lo doméstico, como en el contexto internacional, donde no deja de destacar la cooperación internacional en la lucha contra el Covid-19 mediante la producción de sus vacunas, dejando ver con ello que la cooperación funciona como herramienta para afianzar el poder en términos globales.

El proyecto estratégico de China para 2035, de acuerdo con Jinping, es que el país se consolide principalmente con un poderío económico-científico-tecnológico a través de industrias encargadas en tecnologías informáticas de nueva generación, en inteligencia artificial, en biotecnología, en nuevas energías, en nuevos materiales, en equipos de gama alta, en ecología y protección medioambiental.

Con lo anteriormente expresado, sin duda, China adquiere una posición de liderazgo en el marco de la cooperación internacional, producto de sus estrategias establecidas por el PCCh y sus dirigentes. Su economía de mercado abierta a entretejido las relaciones entre la política interna y la política internacional. De manera que la dinámica y posición de China dentro del actual régimen de la CID, se vea impactado por los mecanismos políticos-institucionales implementados en el país desde los procesos de reforma.

*Profesora de Tiempo Completo de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad de Colima

Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

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