En un contexto global donde las emergencias derivadas de riesgos antropogénicos parecen inevitables, la prevención y la gestión de riesgos se han convertido en necesidades impostergables. La Universidad de Colima (UdeC), consciente de su responsabilidad como institución educativa y formadora de futuras generaciones, capacitó a más de 150 directivos y directivas en materia de protección civil y gestión de riesgos.
Ese esfuerzo no solo refuerza la estructura organizacional de la UdeC, sino que también destaca un cambio de paradigma necesario: la protección civil no es una tarea exclusiva de un grupo especializado, sino un compromiso colectivo que requiere la participación activa de todas las personas que conforman nuestra comunidad universitaria.
La jornada de capacitación, liderada por el director de Protección Civil y Gestión de Riesgos de la UdeC, Marcos Buenrostro, puso de manifiesto los retos que enfrenta una institución con presencia en los 10 municipios del estado de Colima, una región vulnerable a fenómenos como sismos, huracanes, erupciones volcánicas e inundaciones. Sin embargo, la reflexión más relevante de esa pasada jornada radica en reconocer que los desastres no son naturales, sino el resultado de la interacción entre fenómenos perturbadores y entornos vulnerables.
Con ese enfoque, la Universidad ha asumido una postura proactiva. En el pasado, la responsabilidad de la gestión de riesgos recaía, en gran medida, en grupos estudiantiles como el GUPA (Grupo Universitario de Protección Civil). Hoy, nuestra institución avanza hacia un modelo donde las y los directivos y el personal administrativo toman un rol más activo en la prevención, la respuesta y la mitigación de emergencias. Esa evolución no solo fortalece la capacidad de reacción ante posibles contingencias, sino que también asegura que las decisiones se tomen desde un liderazgo informado y capacitado.
El taller abordó aspectos técnicos, como la organización de brigadas internas de Protección Civil, y también enfatizó la importancia de medir la eficacia de los protocolos a través de ejercicios como el “simulacro medible”. Esa metodología representa un avance significativo en la forma de enfrentar emergencias, al priorizar la evaluación y mejora continua de las acciones emprendidas.
Asimismo, el componente humano de la capacitación, representado en ejercicios emocionales sobre pérdidas humanas y materiales, subraya un aspecto esencial: la preparación ante emergencias no solo debe enfocarse en el aspecto técnico, sino también en sensibilizar a las personas sobre el impacto emocional que estos eventos pueden tener.
La Universidad de Colima se posiciona, con esas acciones, como una institución que no solo se preocupa por la formación académica, sino también por el bienestar integral de su comunidad. En un mundo cada vez más vulnerable, el fortalecimiento de la cultura de la prevención y la resiliencia es un mensaje claro de que el compromiso con la seguridad es un pilar fundamental de la UdeC.