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COLUMNA: Ciencia y Futuro

Por EFE May16,2025 #Opinión

Fósiles de virus: Un pasado oculto dentro del ADN

Por Yair Cárdenas Conejo*

Cuando escuchas la palabra “fósil”, probablemente piensas en huesos de dinosaurios, hojas petrificadas o huellas que dejaron animales hace millones de años. Pero ¿sabías que también existen fósiles invisibles? No están hechos de piedra ni se exhiben en museos. Están incrustados en el ADN y cuentan historias fascinantes sobre los virus que existieron en el pasado y moldearon la vida tal como la conocemos hoy.

Y si te preguntas qué son estos fósiles invisibles, te cuento: se trata de restos genéticos de virus, conocidos como elementos virales endógenos (EVEs). Estos fragmentos de ADN son como huellas que los virus dejaron en el genoma de los organismos que infectaron, incluyéndonos a nosotros. Para que te hagas una idea, alrededor del 7% de nuestro genoma está formado por fósiles virales. Aunque hoy en día estos fragmentos no son infecciosos, son una evidencia silenciosa de las batallas que ocurrieron entre virus y organismos hace millones de años.

Ahora, tal vez piensa: “¿Cómo algo tan pequeño puede convertirse en un fósil?” Los fósiles tradicionales, como los de dinosaurios, se forman cuando restos orgánicos quedan enterrados y se mineralizan con el tiempo. Pero los fósiles virales no funcionan así. Ocurren cuando ciertos virus, como los retrovirus, integran su ADN en el genoma de un organismo. Imagina que ese ADN viral queda atrapado y silenciado con el paso del tiempo, como un fragmento de historia genética que nunca se borró. Aunque inicialmente esa integración pudo causar enfermedades, con el tiempo esos restos dejaron de ser dañinos y se conservaron, permitiéndonos estudiar cómo han evolucionado los virus y sus huéspedes.

Lo increíble es que estos fósiles no son solo reliquias. Algunos fragmentos de virus han sido reciclados por los organismos para cumplir funciones importantes. ¿Sabías que genes de fósiles virales están involucrados en el desarrollo de la placenta humana? Sí, lo que alguna vez fue una amenaza, terminó siendo fundamental para nuestra supervivencia como especie. Y no solo sucede en humanos: estos fósiles virales se han encontrado en prácticamente todos los organismos vivos, desde plantas hasta bacterias.

En plantas, los fósiles de virus son especialmente interesantes porque nos muestran cómo los virus han influido en la diversidad genética y en las estrategias de defensa de las plantas. En mi grupo de trabajo, en el Laboratorio de Biología Sintética Estructural y Molecular de la Universidad de Colima (LaBioSEM-UCOL), hemos estudiado fósiles de geminivirus, un grupo de virus que infecta cultivos agrícolas como tomate, maíz y algodón. Descubrimos restos de geminivirus en el ADN de plantas del género Rododendros (las azaleas), con una edad aproximada de al menos 20 millones de años. Estos fósiles no solo nos ayudan a entender cómo eran los virus hace millones de años, sino que también revelan eventos de evolución que ocurrieron en ese entonces.

Por ejemplo, identificamos cómo una proteína viral que originalmente protegía el ADN del virus (proteína de la cápside) evolucionó para convertirse en una proteína del movimiento que le permite al virus transportarse dentro de las células. ¿No es impresionante? Además, encontramos evidencia de que estos fósiles provienen de diferentes linajes de geminivirus que, en el pasado, intercambiaron información genética. Es decir, estos virus antiguos ya practicaban “colaboración genética” mucho antes de que nosotros existiéramos.

¿Por qué es importante todo esto? Porque estos fósiles virales nos revelan cómo los virus han influido en la evolución de los seres vivos a lo largo del tiempo y nos ayudan a entender cómo cambiarían en el futuro. Al estudiarlos, podemos anticipar cómo los virus actuales afectarían a las plantas, los animales e incluso a nosotros mismos. También nos ofrecen información valiosa para desarrollar nuevas estrategias de defensa contra enfermedades virales. En cierto modo, son como una ventana al pasado que, al mismo tiempo, nos proporciona herramientas para protegernos en el futuro.

Si este tema despierta tu curiosidad, te invito a acercarte a nuestro laboratorio, el LaBioSEM-UCOL. Aquí investigamos cómo los virus han dejado su marca en la historia genética de plantas y otros organismos. Si eres estudiante o simplemente te interesa la ciencia, esta es una oportunidad para aprender y contribuir al entendimiento de este pasado invisible pero crucial.

¿Quién diría que los fósiles no solo están hechos de piedra, sino también de fragmentos microscópicos incrustados en el ADN? Los fósiles de virus nos recuerdan que, incluso en lo más pequeño, el pasado siempre tiene algo nuevo que contarnos.

*Investigador por México de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación, comisionado a la Universidad de Colima, donde imparte las disciplinas de Bioquímica Aplicada y de Bioinformática en la Maestría en Ingeniería de Procesos de la Facultad de Ingeniería Mecánica y Eléctrica y Profesor invitado para impartir las disciplinas de Biotecnología Vegetal, Bioquímica y Bioinformática en las carreras de ingeniero Agrónomo y Licenciado en Biología en la Facultad de Ciencias Biológicas y Agropecuarias

Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

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