Por José Luis Negrete Ávalos
En medio del interés provocado por el desenlace del cónclave la semana anterior, donde gran parte de los medios de comunicación daban cuenta de lo sucedido, del paso a paso sobre los probables candidatos, y más tarde la salida del humo blanco sobre la Capilla Sixtina; las acciones continuas del gobierno de los Estados Unidos en el tema arancelario para distintos países.
Además de estos temas particulares que reflejan el juego en la política internacional, por las expectativas que orientan distintos escenarios, detallando el recrudecimiento de los conflictos armados alrededor del planeta; Rusia y Ucrania, Israel y Palestina, India y Pakistán en última instancia o de cierta actualidad, reafirman una dificultad en cierta medida intensa para los alcances de la negociación y el intento de diálogo, inclusive desde el punto de interés particular que produce el nuevo sucesor de San Pedro para el mundo católico, y la influencia que pueda desempeñar para incidir positivamente en la conclusión de los de dichas rencillas que van más allá, de la diplomacia.
Mientras tanto México parece ser una cuestión aparte, un entorno aparentemente estable, pero que al mismo tiempo ese entorno y esa estabilidad tratan de encontrarse a través de los hechos más que de los dichos.
Es a partir de aquí que pueden considerarse distintos rubros particularmente observable a través del aspecto económico y financiero.
Por ello la cuestión que puede presentarse enseguida es: ¿el entorno económico en el que se conduce nuestro país actualmente permitirá considerar una estabilidad plena?
La respuesta a esta cuestionamiento tiene que dirigirse sobre un punto en el que se observa el proceso de acción y reacción que realiza la administración pública ya sea federal, estatal o municipal, los 3 órdenes de gobierno donde se orienta gradualmente cada una de las estrategias y el camino a seguir para posibilitar al entorno financiero y económico descansar sobre una base sólida o por el contrario, debilitarse paulatinamente es la consideración de un ejercicio de deuda.
De nueva cuenta las políticas públicas y su proceso de construcción, de acción, y evaluación parecen tener un papel preponderante en el ejercicio de quienes ejercen el poder.
Por supuesto el tema de la deuda externa que siempre un tema de interés no solo para México sino para distintos países, pues este es un elemento que aparece al mismo tiempo de las decisiones y de las estrategias que conducen las políticas económicas, los planes financieros a corto, mediano, y largo plazo.
Puesto que la estabilidad de cualquier planteamiento económico y financiero que destaque la intención de crecimiento, deberá situarse sobre el panorama y entorno real.
Un entorno real donde los pros y contras de las acciones financieras estén previstas, para corregir los rumbos, para tener un plan de contingencia en caso de efectos negativos en los planteamientos esperados.
Puesto que la economía siempre es cambiante, mucho más sobre el efecto del mercado internacional, sobre las decisiones internas y externas. Dejando claro que cualquier idea de paraíso económico, puede carecer de sostenibilidad continua, es decir, nada asegura que los planteamientos actuales puedan ser efectivos al paso del tiempo, todo dependerá de la disposición de recursos, y el manejo de esos recursos, a partir de quienes ejecutan esa intención.
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