Por Ruth Holtz*
Hoy celebramos a los maestros por lo que es una buena oportunidad para hablar acerca de su radical influjo en la vida emocional de los alumnos. También en la psicoterapia podemos llegar a ocupar el rol de maestro o maestra en la vida de alguien. Es tan fundamental comprender lo vital de esta vocación, esa parte que se está muriendo con la “reforma educativa” que tanto daño ha hecho a la educación y tanto provecho ha dado a unos cuantos y al gobierno, que después de todo le favorece más tener borregos que gente pensante.
Recuerdo que cuando no había computadora ni reforma educativa los maestros eran nuestros ideales. Para mí muchos de ellos inyectaron en mí el deseo de saber, el placer de descubrir y la disciplina de estudiar. Tal vez ya ni recuerde los contenidos aprendidos, pero cuando uno estaba frente ellos sentía que tenía maestría en aquello que enseñaba. Luego le llaman profesor para no confundirlo con los títulos de licenciatura, maestría y doctorado, pero para mí eran maestros. Me hacían amar su materia porque ellos la amaban.
Hoy los maestros no sé qué rol ocupan. Mis hijos no han desarrollado la misma pasión de aprender y menos nacida de la relación intensa y significativa con sus maestros. He podido presenciar que la “reforma educativa” promueve ser “autodidacta” cuando no se ha sabido primero aprender de otro. Los libros se volvieron obsoletos. Los niños y adolescentes se ven enfrentados a la información de internet, en la que no todo lo que se lee es fidedigno ni tiene necesariamente el nivel académico que corresponda adecuadamente a su lector. Es un mundo de información para cada tema del cual el educando poco puede hacer para seleccionarla pues no conoce la materia aún. O lo peor del caso, ya no tienen ni que leerlo, la AI lo resume y selecciona por ellos para que ya no tengan ni que pensar. Sólo copian y pegan. Los maestros califican la impresión láser, las fotos impresas que salen caras y luego recitan en grupo parte de lo que no siempre se comprende. A veces los profesores de ahora explican más, a veces sólo son guías del tránsito de alumnos exponiendo sus trabajos. Los exámenes ya no te hacen pensar ni te obligan a expresar los conceptos en tus propias palabras. Todo es opción múltiple en donde las respuestas ya están allí y no exige mucho estudio porque con poquito y uno ya distingue la opción, si no es muy capciosa y enredada. Práctico, ahora los profesores ya no tienen tanta dificultad para trabajar. Ni tanta oportunidad para influir positivamente en sus alumnos, transmitir interés en aprender, no en acumular información sino en descubrir, reflexionar, sorprenderse, hacer conjeturas, comprender, enriquecer el pensamiento, ampliar los horizontes, en resumen, saber más.
En la psicoterapia nos damos cuenta que las personas que saben aprender pueden modificar con más facilidad las áreas de su carácter que los atoran en la vida. Presentan más decisión para profundizar en sus recuerdos dolorosos, enfrentando sus miedos, resentimientos y siendo valientes para verse a sí mismos. Los buenos maestros despiertan la conciencia. Las personas con más conciencia son más capaces de pensar sus procesos y cambiarlos. Se dan cuenta de lo que está produciéndoles sufrimiento y tienen mayor confianza para actuar de la manera que sea necesaria para cambiar.
La forma en que aprendimos cómo aprender influye radicalmente en el proceso psicoterapéutico. Todo es una cadenita. Por ello es importante que nos demos cuenta de cómo el sistema político y social ha ido deteriorando estos procesos para lograr gente que consume como una autómata manejada por internet, en donde vuelcan su vida que se vuelve virtual y se han dejado de asombrar con la realidad y el querer conocerla. El maestro que nos logra inyectar este asombro y este querer es al que va dirigido mi felicitación. Felicidades.
*Psicoterapeuta. Teléfonos: 312 330 72 54 / 312 154 19 40 | Correo: biopsico@yahoo.com.mx
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