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COLUMNA: Ciencia y futuro

Por Redacción May21,2025

El precio de la maternidad en el mundo

Por Doctora Dayna Priscila Saldaña Zepeda*

En todo el mundo, las mujeres ganan, en promedio, menos que los hombres, incluso si tienen las mismas características de educación, experiencia laboral y se emplean en trabajos de tiempo completo. A la diferencia en el salario entre hombres y mujeres, como porcentaje del salario de los hombres, se le conoce como brecha salarial de género, y representa la proporción del salario de los hombres que las mujeres dejan de recibir. Para tener una idea clara de la magnitud de este indicador, en el año 2022 en México la brecha salarial fue de 10.4%, en Estados Unidos de 21.6% y en Corea de 30.1%, mientras que en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (el grupo de países ricos) el promedio de la brecha fue de 14.6%.

Cuando se estudia la brecha salarial de género, generalmente se descompone en dos partes. Un componente representa la brecha salarial que se debe a las diferencias que hay entre hombres y mujeres en ciertas características de las que dependen los salarios, como la educación y la ocupación. Es decir, una parte de la diferencia en el salario se explica porque hombres y mujeres tienen distintos niveles de educación y porque se emplean en distintos tipos de trabajos. El otro componente es un indicador del grado de discriminación de género, porque representa la parte de la brecha salarial que se debe a la influencia de características que no se observan, y a que los empleadores retribuyen a hombres y mujeres distintos salarios, aunque tengan las mismas características de capacitación y experiencia.

En los últimos 20 años la brecha salarial de género en el mundo se ha mantenido sin grandes cambios, pasando de 53.8% en 2004 a 48.3% en 2021. Aunque se han conseguido importantes avances en materia de educación para la mujer, incluso superando los niveles de educación de los hombres en algunos países, esto no ha sido suficiente para reducir las brechas en el empleo, que se explican cada vez menos por características observadas como la educación. Pero entonces, ¿a qué se debe la brecha salarial? La brecha que permanece se debe en gran parte a que las mujeres realizan alrededor de 3 veces más trabajo no remunerado que los hombres y sacrifican su incorporación al mercado laboral y sus carreras para asumir los roles del hogar, como los quehaceres y el cuidado de niños y ancianos, lo que dificulta la búsqueda y permanencia en el empleo. Es decir, gran parte de la brecha se produce después de la formación de la familia; las madres reducen sus horas de trabajo, eventualmente dejan sus empleos o se desplazan a trabajos de medio tiempo. De hecho, la participación en la fuerza de trabajo es apenas poco más del 50% para las mujeres, mientras que para los hombres alcanza el 80%.

La maternidad es una de las razones muy estudiadas por las que las mujeres ganan menos en los 10 años siguientes, o más, al nacimiento del primer hijo. Las madres se enfrentan a una “penalización salarial por maternidad” al obtener salarios más bajos y sufrir mayor discriminación para ocupar puestos directivos, en relación tanto con las mujeres sin hijos como con los hombres (con o sin hijos). No solo eso, el panorama es más desalentador cuando la mujer tiene más de un hijo y tiene bajo nivel educativo. Entre más hijos pequeños tenga (menores de 14 años), y entre más pequeños sean, menor es la probabilidad de emplearse, particularmente en el grupo de madres con menor educación. En cambio, a medida que los niños crecen, las mujeres comienzan a trabajar más horas y el castigo por la maternidad se reduce considerablemente.

Aunque la educación explica cada vez menos la brecha salarial de género, educar a las mujeres y niñas, especialmente la educación superior, les permite tomar decisiones, romper con el rol de ser quien permanece en el hogar, y las prepara para asumir funciones de liderazgo y responsabilidad en todos los ámbitos. Sin embargo, la igualdad de género en la educación debe acompañarse de adecuadas políticas laborales para que las mujeres no tengan que enfrentarse a la decisión de ser profesionistas o formar una familia.

Este panorama fue presentado en el primer Coloquio Nacional en Gestión del Desarrollo, evento realizado en junio de 2024 en la Facultad de Economía de la Universidad de Colima, y constituye la primera parte de un trabajo de investigación que busca relacionar la brecha salarial de género con las licencias por maternidad y paternidad en el mundo.

*Profesora de tiempo completo y coordinadora de la Maestría en Gestión del Desarrollo de la Facultad de Economía de la Universidad de Colima.

Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

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