La Universidad de Colima (UdeC), comprometida desde su esencia con la formación integral de sus estudiantes y el impacto positivo en la sociedad, se convierte, del 4 al 6 de junio, en sede de la Reunión Nacional Péraj bajo el lema “Inspirando futuros para la paz y la inclusión”.
Ese evento no solo reafirma el liderazgo de nuestra institución en iniciativas de responsabilidad social, sino que también celebra la consolidación de un programa que, como la flor que simboliza su nombre, ha surgido y transformado vidas, incluso en los terrenos más áridos.
Desde su incorporación en 2009, Péraj “Adopta un amig@” ha tejido historias de esperanza y aprendizaje en nuestra comunidad. Ese programa, que vincula a estudiantes universitarios con niños en situación vulnerable, trasciende el acto de enseñar: construye puentes entre generaciones, fomenta valores como la empatía y cultiva un sentido de responsabilidad que se arraiga tanto en los mentores como en los niños.
Es significativo que, en un contexto nacional e internacional marcado por tensiones y desigualdades, las universidades asuman un papel activo en la promoción de la inclusión y la paz. La mentoría que impulsa Péraj es más que un modelo educativo; es un acto de renovación, una semilla de cambio social que crece con cada historia compartida, con cada niña o niño que encuentra en su mentor una guía, y con cada mentor que descubre su capacidad para impactar positivamente el mundo.
La Reunión Nacional Péraj no solo es un foro de reflexión y aprendizaje, sino también un homenaje a todos los que hacen posible ese movimiento. La elección de la UdeC como anfitriona habla del compromiso inquebrantable de nuestra comunidad universitaria con los valores de solidaridad y transformación. Las actividades programadas -paneles, ponencias y conversatorios- no solo enriquecerán el quehacer de los participantes, sino que también proyectarán las posibilidades de replicar este modelo en nuevas latitudes.
El panel “Historias que inspiran inclusión” promete ser el corazón emocional de este evento. En las voces de mentores y alumnos resuenan las transformaciones personales y colectivas que solo pueden surgir del encuentro humano, de esa chispa que enciende la educación cuando se convierte en un acto de amor y de construcción conjunta de un futuro mejor.
Hoy, más que nunca, resulta imprescindible recordar que la paz y la inclusión no son estados dados, sino metas que se alcanzan con esfuerzo, sensibilidad y trabajo compartido.

