Triunfalmente sometido derechohabiente del IMSS
Por Rogelio Guedea
El video donde se ve a 3 guardias de seguridad sometiendo a un derechohabiente del IMSS que había previamente reclamado la entrega de un medicamento inexistente generó indignación en la ciudadanía, y no sin razón. Un derechohabiente que termina pisoteado en el suelo por 3 guardias de seguridad por el simple hecho de reclamar (así hubiera sido en voz alta) un medicamento imprescindible para su salud, es un hecho que mueve primero a coraje (por lo injusto), luego a reflexión (por lo indignante) y finalmente a risa (por lo grotesco). Este último enfoque es el que persistió en mis sentimientos cuando vi que 3 guardias de seguridad eran incapaces de someter a un hombre (seguramente enfermo) en las mismas instalaciones del IMSS. ¿Qué hubiera pasado si este hombre no hubiera estado enfermo, sino que, por el contrario, hubiera tenido unos músculos de gimnasio y una complexión de acero? Pues lo que habría sucedido es que hubiera derribado de una sola patada a los 3 incompetentes guardias de seguridad, luego los hubiera arrastrado hasta la calle y ahí los habría dejado para vergüenza de la empresa de seguridad que las contrató. Creo que una empresa de seguridad que no es capaz de entrenar a sus guardias de seguridad para someter a un derechohabiente del IMSS en menos de un minuto es un verdadero fiasco, por eso hizo muy bien el Seguro Social en cancelarles el contrato. Según entiendo ahora ocuparon esas posiciones miembros de la guardia nacional, los cuales espero estén bien entrenados para que el próximo derechohabiente que se ponga a reclamar sus médicamente, lo desaparezcan en un segundo, pues debemos entender y quedarnos bien claro que en esta sociedad que vivimos no debemos reclamar nada. Si nos dicen que no tienen nuestro medicamento, debemos dar las gracias e irnos a nuestra casa contentos con la noticia, y es todo, pues de lo contrario ya sabemos a qué atenernos, y más si en una de esas custodia el IMSS las Fuerzas Especiales del Ejército Mexicano, las más sanguinarias de esta honorable institución. Así que ¡aguas!
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