Dom. Dic 7th, 2025

ARTÍCULO: Los problemas emocionales son bloqueos energéticos

Por Redacción Jul3,2025 #Opinión

Por Ruth Holtz*

El cuerpo humano es sumamente complejo. Los chinos, los hindúes, en general las visiones médicas de oriente se basan en el concepto de que una energía circula en el cuerpo. Para estas visiones orientales lo hace siguiendo lo que ellos llaman los meridianos de energía. Que son trayectos por donde circula una energía especial relacionada con un órgano y sus funciones específicas. Así por ejemplo hablan del meridiano de riñón, de estómago, etc. Los acupunturistas se guían de estos meridianos para determinar puntos dolorosos, desenergetizados o con excesiva energía que al equilibrarlos curan las áreas relacionadas con ellos. Son una especie de canales de energía que reflejan el estado del cuerpo y de determinados órganos.

La yoga es parte de esta tendencia oriental enfocada en la energía del cuerpo. En esta disciplina se considera al cuerpo como conformado por ciertos centros de energía llamados chakras, que su estado de apertura o de cierre también hablan del estado de salud de la persona. En la yoga se busca el desarrollo armónico de la energía del cuerpo y su manifestación fundamental es en la elevación de esta energía desde la base de la cadera en el cóccix por la columna hasta la coronilla o zona superior de la cabeza, a la que llaman kundalini.

Lo fundamental en ambas visiones es el tomar en cuenta el hecho de que el cuerpo humano está formado por una energía que controla hasta cierto punto las respuestas emocionales y el equilibrio de los procesos fisiológicos del cuerpo.  Ahora bien, el desarrollo de la terapia psicocorporal se basa en un concepto de energía hasta un cierto grado similar. Sin embargo, el desarrollo de esa terapéutica se dio independientemente de estas visiones orientales y se trabajó con el método científico occidental, con experimentos, pruebas y teorías.

Las terapias reichianas, psicoterapias centradas en el cuerpo se fundan en procedimientos de la ciencia occidental, pero guiadas por el paradigma del concepto de energía como la clave explicativa última. Wilhelm Reich, como su iniciador, formula una teoría y una práctica clínicas donde cuerpo y mente son un todo indivisible en el que rige el funcionamiento energético. El intento de control consciente e inconsciente que el individuo pretende tener sobre su conducta, sus emociones, sus deseos y su carácter es a través del manejo de la bioenergía del organismo. El inconsciente está en el cuerpo y se pretende controlar a través de bloqueos de la energía corporal mediante la tensión muscular.

Alexander Lowen y John Pierrakos continuaron la línea desarrollada por Wilhelm Reich. Encontraron que ciertas posturas y su sostenimiento producen la vibración de la musculatura siguiendo las reglas descubiertas por Reich. Y que éste llamó “reflejo de orgasmo”, pues sigue los patrones de la excitación sexual y su clímax y revela la “potencia orgástica”, es decir la intensidad de la descarga de tensión en el orgasmo. Esto es, una energía oscila de pies a cabeza y de cabeza a pies, cuya pista se sigue por la obvia vibración de los músculos de manera involuntaria, continua o discontinua, que expande el organismo. Esta expansión es placentera para el cuerpo, pero si la persona se reprime sexual y/o emocionalmente esta expansión puede sentirse como amenazante. Esto es porque las emociones se expresan, se sienten, se perciben. Ante estas reacciones, dependiendo del individuo, se despiertan todo tipo de defensas frente a la sensibilización y/o brote de emociones de manera abrupta e involuntaria. Sobre todo, si hay una historia de dolor, de represión de reacciones emocionales espontáneas. Los terapeutas psicocorporales ilamos estos datos con interpretaciones deducidas de los postulados reichianos sobre la coraza caracterológica y muscular y elaboramos estrategias para proseguir el rumbo de permitir que la energía fluya con más libertad y las defensas sean concientizadas y movilizadas hasta cambiar las repuestas musculares y bioenergéticas para que sigan el patrón del placer o expansión del organismo. Esto es, la energía vibrante del cuerpo humano sigue la fórmula de contracción-expansión que guarda relación con el sistema nervioso autónomo. Reich afirma que “el parasimpático opera dondequiera haya expansión, elongación, hiperemia, turgencia y placer. A la inversa, el simpático se encuentra funcionando dondequiera el organismo se contrae, retira sangre de la periferia, donde hay palidez, angustia o dolor”. Llegamos a una conclusión obvia para la psiquiatría: “Los problemas emocionales son resultado de un disturbio en el sistema nervioso”. Sin embargo, la forma en que Reich encuentra que se comporta el organismo acaba por separar su propuesta de lo que la psiquiatría podría aceptar. El funcionamiento del sistema nervioso está determinado por la bioenergía y regido por ella. Reich sostiene que  “los impulsos y las sensaciones no son creados por los nervios, sino sólo transmitidos por ellos” y, en última instancia, tienen una función de “pulsación, o sea de expansión y contracción” que puede demostrarse no sólo en la esfera somática sino también en la psíquica”.

En resumen, el organismo humano es un reservorio de bioenergía, una energía especial parecida a la electricidad o al magnetismo, pero no idéntica. Puede medirse y se experimenta con la práctica de la bioenergética o puede percibirse cuando una emoción se presenta de manera muy intensa como vibración o temblor del cuerpo. Este bioenergía expande y contrae músculos y nervios determinando el funcionamiento del sistema nervioso vegetativo, es decir, aquél que controla las reacciones involuntarias del organismo: la respiración, los latidos del corazón, la sudoración, la digestión, etc. y son estos los que se afectan cuando una emoción se expresa o cuando se reprime produce estrés. El estrés es un mecanismo de respuesta del cuerpo ante los estímulos, pero mal canalizado produce daño al organismo. Para lograr esta respuesta contra el organismo contribuye la musculatura tensando ciertos músculos involucrados en la acción que se quiere evitar llevar a cabo. Por ejemplo, tensa los hombros, el cuello y los omóplatos para evitar golpear a alguien. Esto se denomina coraza muscular.

Reich considera que nuestro carácter, nuestra forma de ser y de pensar se amolda a esta situación física y la justifica. Así una persona que ha reprimido su ira toda su vida, que puede tener un estrés por no expresar lo que siente adecuadamente ni solucionar los problemas que le llevan a enojarse, con el tiempo disturba su sistema nervioso. Entonces puede desarrollar hipertensión, gastritis, colitis o problemas cardiacos más graves. Y en su forma de ser se justificará diciendo que es una persona tranquila, que no le gusta el conflicto y que prefiere ceder o irse antes que enojarse. Que cuando algo le enoja ignora a la persona o trata de ver el lado bueno y justificar a la otra parte y ceder. Esto último se denomina coraza caracterológica.

Tanto la coraza muscular como la caracterológica son formas de bloquear la bioenergía para evitar sentir las emociones, las sensaciones sexuales o ser espontáneos en el contacto físico o la expresión emocional. El terapeuta psicocorporal trabaja para romper ambas corazas.

*Psicoterapeuta. Teléfonos: 312 330 72 54 / 312 154 19 40   |  Correo: biopsico@yahoo.com.mx

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