Lun. Dic 8th, 2025

COLUMNA: La semilla en el surco Jurídico

Por Redacción Jul3,2025 #Opinión

Desarraigo cultural ¿Una decisión obligada?

Por Oscar Daniel Arellano Delgado*

Colima, como muchos de los estados de México (si no es que todos), cuentan con poblaciones rurales con actividades sociales, económicas, costumbres y tradiciones muy distintas a las que se viven en las grandes ciudades o hasta de las que están medianamente modernizadas.

Ante las limitaciones de tales actividades en estos sectores poco favorecidos, un sinnúmero de familias se ven en la necesidad de buscar mejores oportunidades económicas y de calidad de vida fuera de sus zonas de origen, a este fenómeno le llamaremos migración (ya sea interna o externa).

¿Qué sucede con una familia migrante al llegar a otro lugar a residir? todos los aprendizajes y formas de vivir se ven cambiados abruptamente ante la diferencia de la urbanidad comparada al sector rural, ya que padres y madres de familia deben buscar de forma desesperada cualquier trabajo para llevar pan a la mesa y los más jóvenes se ven forzados a dejar de lado sus costumbres y lengua para adaptarse a su nueva vida.

Este cambio, como se podrá apreciar, no se basa en una decisión familiar (mucho menos del infante), sino que, se trata de una vía urgente para la supervivencia y el sustento a la vida de una familia necesitada. Aquí es donde el desarraigo entra en juego, pero ¿A qué nos referimos con desarraigo cultural?

Esta frase hace referencia al desapego y olvido de la identidad cultural y social que tiene una persona ante el mundo, engloba sectores como cultura, costumbres, tradiciones, formas de vida y hasta el lenguaje. Es la personalidad individual brindada por un lugar de origen, misma que se suele dejar atrás para adaptarse y acoplarse a una nueva realidad lejos de casa, esto en vista a unas mejores oportunidades, educación y desarrollo.

Mi madre tomó una decisión que creía que era lo mejor para mí, así borraría de mí lo que algún día ella fue. Con esfuerzo aprendimos a hablar y escribir en español, no sabía, pero yo tenía unas habilidades súper-poderosas para aprender, o al menos mi madre me decía eso. […] Apagaron a mis padres, así como de mí alguna vez lo hicieron. Ya sólo hablaba español y me di cuenta que la lengua de mis padres ya la había olvidado. (López, 2024, s/p).

Poco a poco, la identidad de un país conocido por su riqueza cultural, de lenguas y tradiciones va desvaneciéndose ante la imposibilidad de encontrar sustento y la creciente urgencia de salir adelante, fuera de estas comunidades, mismas que son habitadas por personas que no eligieron dónde nacer, pero sí que se ven forzadas a elegir el momento de abandonar sus lugares de origen en vista a lo que les pueda dar un mejor futuro a ellos y sus familias.

*Estudiante del Quinto semestre en la Facultad de Derecho de la Universidad de Colima.

Esta columna forma parte del “Semillero de Formación de Jóvenes en Investigación Jurídica”, coordinado por el Doctor Amado Ceballos Valdovinos, profesor investigador de tiempo completo de la Facultad de Derecho de la Universidad de Colima.

Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario

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