Factores que inciden en la participación ciudadana juvenil
Por Germán Pérez Verduzco
Uno de los tópicos más recurrentes en años electorales es el de la participación ciudadana. Y entre quienes nos dedicamos a investigar el tema, una de las cuestiones más relevantes en este campo es cómo hacer que las y los jóvenes se involucren en mayor medida en los asuntos públicos. O sea, ¿si se puede cambiar la apatía o desinterés político juvenil por la voluntad de tomar parte en las decisiones que afectan a la colectividad? Y, de ser posible, ¿cómo hacerlo?
Identificar los factores que llevan a que alguien decida participar políticamente, ya sea de manera formal, como al momento de votar para elegir representantes políticos, o informalmente, mediante la participación, por ejemplo, en alguna marcha o protesta, nos brinda la oportunidad de generar alternativas para promover con mayor probabilidad de éxito el involucramiento de la ciudadanía en los asuntos de interés público.
Históricamente, tanto a nivel nacional como estatal, las personas entre 18 y 29 años de edad han sido el sector poblacional menos participativo en los procesos electorales. Como parte del proyecto de investigación: “Mecanismos psicológicos de la participación ciudadana juvenil. Las motivaciones de jóvenes colimenses para participar”, se llevó a cabo un estudio en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad de Colima, mediante el cual se encuestó a poco más de doscientos estudiantes para conocer cuáles eran los factores personales que más incidían en la decisión de participar (o no) políticamente. En concreto, se analizó la influencia de variables individuales como el sexo, el semestre académico o la pertenencia a una organización social en diversas formas de participación política tanto institucionalizada (votar, participar en foros o consultas, colaborar con partidos políticos u organizaciones, etc.) como no institucionalizada (activismo en redes sociales, participar en huelgas, marchas o protestas, etc.).
Además, se evaluaron 5 dimensiones sobre la percepción respecto a su participación en este tipo de actividades: el costo, beneficio e impacto percibidos en todas las acciones, así como la valoración social y moral percibida en cada una de las mismas. En otras palabras, no sólo se preguntó acerca de las acciones políticas que algún momento habían realizado, sino cuáles de ellas habían identificado como las más beneficiosas, las de mayor impacto social, las más costosas en términos de los recursos propios invertidos, y cuáles habían sido las más valoradas por las personas de su entorno cercano o incluso por ellos y ellas mismas como parte de sus deberes u obligaciones ciudadanas.
Los principales hallazgos del estudio han sido que votar e informarse de los acontecimientos políticos constituyen las acciones más comunes, y las que además mayor satisfacción generaron entre el estudiantado. También que quienes pertenecían a una organización social (independientemente de su tipo: civil, profesional, deportiva, cultural o política) mostraron una mayor participación en diversas acciones políticas, sugiriendo que la experiencia organizativa potencia el compromiso cívico. Otro resultado interesante es que las acciones políticas percibidas como menos costosas, más beneficiosas y con mayor impacto, son también aquellas que más se han llevado a cabo, denotando que la juventud puede ser más racional y pragmática de lo que regularmente se suele pensar.
Una implicación de los resultados de esta investigación es que aumentar la participación en organizaciones de la sociedad civil puede ser una estrategia efectiva para incrementar el compromiso político en las y los jóvenes. Así, al fomentar la afiliación en organizaciones sociales se promueve también el involucramiento ciudadano en los asuntos públicos. Otra implicación es que la percepción que las personas tienen sobre determinadas acciones políticas influye en su decisión de llevarlas o no a cabo. Es decir, que el comportamiento político de las personas depende en gran medida de qué tan costosas o útiles se consideren ciertas acciones para alcanzar metas u objetivos políticos.
Finalmente, los resultados también sugieren que la participación ciudadana es acumulativa o que ésta tiene un efecto multiplicador, pues realizar cualquier acción política aumenta la probabilidad de involucrarse de otras formas. Ello nos indica que el principal reto a este respecto es que las y los jóvenes adquieran experiencia política. Una vez la tengan, existirán mayores probabilidades de que se involucren en asuntos de la vida colectiva.
El estudio se publicó en la revista POLIS México y puede consultarse a través de este enlace: https://polismexico.izt.uam.mx/index.php/rp/article/view/865/785
*Profesor e investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad de Colima
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