En julio, la Universidad de Colima (UdeC) asumió un reto físico que, a su vez, implicó poner en marcha una filosofía de vida: el Reto Loro de 85 kilómetros. La iniciativa la cerró nuestro Rector Christian Jorge Torres Ortiz Zermeño en la pista azul del Estadio Olímpico Universitario, acompañado de 300 personas.
Así, nuestra Casa de Estudios demostró que su compromiso con la formación integral va más allá de las aulas, los laboratorios y las bibliotecas. En cada paso recorrido, en cada kilómetro trotado o caminado, se hizo visible una convicción que ha guiado la gestión rectoral actual: la educación superior no es plena sin la cultura y el deporte.
Bajo un cielo nublado y en un ambiente animado por música electrónica, directivos, trabajadores, estudiantes, líderes de los sectores universitarios, personas externas a la Universidad, y hasta niñas y niños, acompañaron al Rector. Pero no se trató solo de acompañar físicamente. De acuerdo con varias entrevistas que nuestro videoreportero Carlos Arévalos realizó entre las y los asistentes, se trató también de caminar al ritmo de una visión institucional que cree, firmemente, que aprender también es mover el cuerpo, que convivir también es correr juntos, que crecer como comunidad implica compartir más que ideas: es compartir experiencias.
Por supuesto, el Reto Loro de 85 Kilómetros no incluyó podios ni medallas, sino una invitación a decidirse, mantener o iniciar, según sea el caso de las y los participantes, de andar por el camino de la salud y el bienestar. Al recorrer a su propio ritmo, los valores que nos identifican como institución educativa resaltaron. Fue también un recordatorio: la Universidad tiene las puertas abiertas, y no solo para quienes estudian o trabajan en ella, sino para todas y todos los que buscan una vida más saludable, activa y plena.
Christian Jorge Torres Ortiz ha reiterado en varias ocasiones que la educación, cultura y deporte no son rubros aislados ni secundarios: son componentes esenciales de un modelo educativo que busca formar ciudadanas y ciudadanos críticos, sensibles, solidarios. Con acciones como este reto, esa visión se transforma en práctica, en sonrisas compartidas al cruzar una meta simbólica que es, en realidad, un nuevo comienzo.
No es casualidad que esta actividad se enmarque en la antesala del 85 aniversario de la UdeC. Porque si algo ha definido a esta institución en sus 8 décadas y media de historia es su capacidad de adaptarse, de renovarse, de permanecer joven, no por la edad de su alumnado, sino por su vitalidad institucional. El Reto Loro fue eso: una Universidad que se celebra a sí misma no con solemnidad, sino con energía. No con discursos, sino con acciones. No mirando al pasado, sino avanzando juntos hacia el futuro, un futuro que puede ser saludable.

