Rehabilitación neuropsicológica para pacientes con demencia
Por Verónica Miriam Guzmán Sandoval*
Envejecer se asemeja a escalar una montaña, ya que mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero se tiene una mirada más amplia de la vida. Las sociedades a lo largo de la historia tuvieron una concepción de la vejez como una etapa en la que se obtiene sabiduría. Las personas ancianas eran integradas a la toma de decisiones de la comunidad por tener mayor experiencia adquirida. Sin embargo, con la disminución en la tasa de fertilidad y el aumento en la esperanza de vida, las sociedades han envejecido y los retos para los gobiernos aumentaron en las políticas de seguridad económica, acceso a la salud, la integración y la participación social de las personas adultas mayores.
De acuerdo al estudio sobre el índice global de envejecimiento: AgeWatch 2015, hay 901 millones de personas con 60 años de edad o más y se estima que para el 2050 serán 2092 millones. Europa es y seguirá siendo el continente más envejecido del mundo, pero la Región de Latinoamérica y el Caribe también tiene un proceso de envejecimiento acelerado; en 2015 pasó de 70 millones de personas adultas mayores a 119 millones en el 2023, lo cual supone un aumento del 59%, en una región que es marcada por las profundas desigualdades sociales y con una brecha de acceso a los servicios de salud, a diferencia de Europa.
Sin duda que, envejecer es un proceso natural que implica diversos retos para las personas, entre los que destacan cambios físicos y emocionales, pero en algunos casos, también conlleva afrontar las enfermedades crónicas degenerativas, como la demencia. Imagina que no puedes tener ningún recuerdo, que las personas que eran familiares las desconoces y que tu vida es como un libro en blanco, sin información; la demencia es algo similar en las personas.
La demencia involucra a un conjunto de enfermedades que afectan a la memoria, el pensamiento y la capacidad de realizar las actividades cotidianas, debido a un daño significativo en las funciones ejecutivas. Dichas funciones son un conjunto de habilidades que aparecen a temprana edad y son fundamentales para la organización, la planificación, la flexibilidad mental, la memoria, la inhibición y el control de los impulsos de la persona; sin ellas se pierde la capacidad de ser persona autónoma y de sobrevivir a los retos cotidianos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), calculó que de los 3 mil millones de personas que viven con una afección neurológica en el mundo, 55 millones de personas tienen demencia, y de esta población la mitad viven en países de bajos recursos. De acuerdo con estas cifras, la demencia tuvo en el 2019 un costo para las economías de todo el mundo de 1.3 billones de dólares. El 50% de esta cifra está vinculada a la atención que proporcionan las personas cuidadoras informales (por ejemplo, familiares y amistades cercanas), que, en promedio, dedican cinco horas diarias a labores de atención y, que, de pagarse un salario fijo a una persona especialista, sería imposible para las familias sostenerlo. Como se puede ver en las cifras anteriores, la demencia es uno de los problemas de salud que más incapacita a las personas y consume recursos para el sector salud y la familia.
Las intervenciones en la demencia, específicamente en la rehabilitación de las funciones ejecutivas, son limitadas en el sector público, pero ¿qué se puede hacer en este problema de salud? Existen diferentes estrategias como la rehabilitación neuropsicológica, que tiene como objetivo alcanzar el máximo rendimiento intelectual y la mejor adaptación sociofamiliar de las personas. Este tipo de rehabilitación emplea diversos modelos como son: 1) la restitución, la cual recupera las funciones cognitivas mediante estimulación de los puntos neuronales; 2) la compensación, que emplea ayudas para tener un rendimiento mayor y 3) la optimización, la cual usa las funciones cognitivas conservadas en la persona adulta mayor para mejorar el rendimiento de la función alterada.
Con los avances científicos, la tecnología se ha incorporado como una estrategia potencial para facilitar y sistematizar la rehabilitación neuropsicológica al usar robots como asistentes y programas digitales de entrenamiento para disminuir los déficits cognitivos de los pacientes.
Por su potencial uso terapéutico, la rehabilitación neuropsicológica debería incluirse como prioridad en los servicios de salud pública con un enfoque de derechos humanos para restituir la dignidad, la autonomía y calidad de vida de las personas adultas mayores con demencia. Así como, aumentar las políticas de seguridad económica, acceso a la salud, la integración y la participación social de las personas adultas mayores con cualquier condición de salud.
Para mayores informes, puede consultarse la siguiente referencia: Organización Mundial de la Salud (2024). Envejecimiento y salud.
https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/ageing-and-health
*Profesora e investigadora de la Facultad de Psicología de la Universidad de Colima
Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

