Dom. Dic 7th, 2025

COLUMNA: Ciencia y futuro

Por Redacción Ago7,2025

El verano y las vacas: una historia de calor y cuidado

Por Doctor Juan Augusto Hernández Rivera*

El calor del verano no solo se siente en la piel humana, también afecta a los animales, especialmente a aquellos que forman parte de la producción alimentaria. Un ejemplo claro son las vacas lecheras, que enfrentan retos cada vez mayores cuando las temperaturas se elevan por encima de lo normal (30 grados centígrados), en particular, las vacas de raza Holstein. Reconocidas por su alta producción de leche, muestran cambios en su cuerpo cuando están expuestas al calor excesivo, lo que puede afectar su bienestar y la cantidad de leche que producen.

Durante el verano, los rayos del sol y la alta temperatura ambiental pueden provocar lo que se conoce como estrés calórico. Este fenómeno es cada vez más frecuente en zonas áridas y semiáridas de México, como lo es el municipio de El Marqués, en el estado de Querétaro. En este lugar, un equipo de trabajo llevó a cabo una investigación que buscó medir cómo reaccionan las vacas Holstein en etapa de lactación ante el calor y si el uso de sombras en sus corrales puede marcar una diferencia en su salud y rendimiento.

El proyecto consistió en observar a vacas que estaban produciendo leche durante los días más calurosos del año. Se compararon dos grupos: uno tenía acceso a sombra dentro del corral y el otro no. La sombra utilizada fue artificial, hecha de materiales comunes que se pueden instalar fácilmente en granjas. A lo largo de varios días, se monitorearon variables fisiológicas de las vacas, como su temperatura corporal, la frecuencia con la que respiraban y su comportamiento general.

Los resultados fueron muy claros: las vacas que contaban con sombra presentaron una temperatura corporal más baja y una respiración más pausada en comparación con las que estaban totalmente expuestas al sol. Esto indica que las sombras realmente ayudan a que los animales enfrenten mejor las condiciones de calor. Además, las vacas bajo sombra mostraron una actitud más tranquila y menos signos de incomodidad, lo que también puede reflejarse en su capacidad para producir leche de mejor manera.

El estrés calórico no es solo un problema de comodidad para los animales. Tiene un impacto directo en la producción de leche, ya que cuando el cuerpo de las vacas está demasiado caliente (35 grados centígrados, comen menos y su cuerpo destina más energía a mantenerse fresco que a producir alimento. Esto puede generar pérdidas económicas significativas para las y los productores, especialmente en un país como México, donde gran parte del territorio sufre altas temperaturas durante gran parte del año.

La buena noticia es que hay soluciones accesibles. La instalación de techos, mallas sombra o incluso el uso de árboles alrededor de los corrales puede hacer una gran diferencia. Estos elementos no requieren inversiones elevadas y pueden mejorar tanto el bienestar animal como los resultados productivos de la granja. Además, cuidar del confort de los animales también tiene un valor ético: son seres vivos que merecen condiciones dignas, incluso en contextos de producción.

Este tipo de investigaciones demuestran el valor de la ciencia aplicada al campo. No se trata solo de conocer los efectos del calor, sino de buscar medidas prácticas que cualquier persona productora de alimentos sostenibles pueda implementar. Además, detrás de estos estudios hay un trabajo colaborativo entre universidades, personas investigadoras, personal técnico y personas productoras. La ciencia no avanza en solitario; es el resultado de muchas manos que observan, registran, analizan y proponen soluciones.

En un contexto donde el cambio climático es una realidad palpable y donde la seguridad alimentaria depende de sistemas de producción resilientes, estudiar cómo se comportan los animales frente al calor es más relevante que nunca. La ganadería debe adaptarse y los conocimientos científicos pueden guiar ese proceso. El bienestar animal, la eficiencia productiva y el cuidado del ambiente pueden ir de la mano si se toman decisiones informadas y se trabaja en conjunto.

Los resultados de este estudio invitan a reflexionar sobre cómo pequeñas acciones pueden tener un gran impacto. Poner sombra a una vaca puede parecer algo menor, pero en realidad es un acto de cuidado que mejora su salud, su producción y, a largo plazo, beneficia a todas y todos: personas productoras, consumidoras y al bienestar de los animales. En la ciencia, como en la vida, a veces los cambios más simples son los más efectivos.

Para conocer más del siguiente tema puede consultarse el enlace digital del presente texto: https://doi.org/10.34188/bjaerv7n4-032

*Profesor e investigador de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad de Colima.

Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

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