Medicina tradicional: un enfoque científico sin dejar el lado humanista. Estudios sobre especies vegetales del estado de Colima
Por Gustavo A. Hernández Fuentes*
La medicina tradicional mexicana representa un legado cultural de profundo valor histórico y terapéutico. Su práctica se remonta a tiempos ancestrales y, en muchos casos, ha sido comparable en conocimientos y aplicaciones a los sistemas tradicionales de otras culturas del Mundo, como la medicina ayurvédica, la medicina china o la fitoterapia europea. México, al ser uno de los países con mayor biodiversidad en el planeta, ha ofrecido a sus pueblos originarios una vasta gama de recursos naturales para tratar, aliviar o prevenir diversas afecciones tanto físicas como mentales.
Entre las técnicas tradicionales utilizadas en el país se encuentran el uso de partes de animales —algunos incluso venenosos—, minerales o aguas ricas en ellos, y rituales que combinan elementos sonoros y corporales como los tambores ceremoniales y las danzas. Sin embargo, una de las herramientas más relevantes ha sido el uso de especies vegetales con propiedades medicinales. Nuestro territorio, especialmente en regiones como Colima, es abundante en flora útil y diversa que ha sido aprovechada por generaciones enteras.
Con el propósito de comprender mejor el uso actual de estas especies vegetales y evaluar su posible incorporación en estrategias terapéuticas modernas, desde el Departamento de Ciencias Moleculares de la Facultad de Medicina de la Universidad de Colima (UdeC), en colaboración con otras facultades universitarias e instituciones de salud del estado, como el Instituto Estatal de Cancerología, hemos desarrollado una línea de investigación enfocada en documentar, estudiar y validar científicamente el uso empírico de plantas medicinales en la entidad.
A través de entrevistas, encuestas y trabajo de campo con comunidades tanto urbanas como rurales, hemos establecido un panorama general sobre qué plantas se usan más comúnmente, cómo se preparan, para qué padecimientos se emplean y cuál es la percepción de su efectividad entre pacientes y personal de salud. Al mismo tiempo, se han recolectado muestras vegetales —como tallos, hojas y frutos— de diversas especies para su análisis fitoquímico y evaluación biológica en laboratorio.
Algunas de las especies más frecuentemente mencionadas y utilizadas incluyen Averrhoa carambola (carambolo), Salvia officinalis (salvia), Tabebuia rosea (rosa morada), Annona muricata (guanábana), Artocarpus heterophyllus (yaca) y Moringa oleifera (moringa). Si bien algunas de estas especies han sido introducidas al estado a través del comercio o la agricultura, otras son originarias o se han adaptado de forma natural a las condiciones climáticas de Colima.
En las encuestas realizadas, estas plantas han sido recurrentemente recomendadas por pacientes y profesionales como alternativas para aliviar enfermedades como el cáncer, la diabetes, la ansiedad y la hipertensión. No obstante, su uso ha sido predominantemente empírico, con escasa o nula validación científica. Por esta razón, nuestro equipo de trabajo se ha propuesto esclarecer, mediante métodos rigurosos, la composición química, los posibles mecanismos de acción y los efectos terapéuticos de estas especies. Asimismo, se han analizado posibles interacciones sinérgicas con medicamentos convencionales, especialmente con agentes antitumorales, dado el interés creciente en terapias complementarias en oncología.
Los hallazgos obtenidos han dado lugar a diversas tesis de maestría y doctorado, además de publicaciones en revistas científicas de alto impacto. Estos estudios preliminares han arrojado resultados prometedores que apuntan hacia un potencial terapéutico real en algunas de estas especies. Sin embargo, es indispensable avanzar hacia etapas más sólidas de validación, incluyendo estudios clínicos controlados, para poder considerar su inclusión formal dentro de esquemas terapéuticos establecidos.
En un contexto global donde cada vez más personas se orientan hacia un estilo de vida “verde y orgánico”, el uso de productos de origen natural para el tratamiento de enfermedades se ha popularizado. No obstante, esta tendencia también exige una base científica sólida que respalde la eficacia y seguridad de estos tratamientos. Ejemplos como el taxol —un medicamento quimioterapéutico derivado de una planta— nos enseñan que, aunque el origen vegetal de un fármaco puede ser valioso, su camino hacia la aceptación médica requiere una larga trayectoria de estudios preclínicos, ensayos clínicos y análisis costo-beneficio.
Además, aunque los medicamentos convencionales pueden tener efectos secundarios, su uso se ha consolidado gracias a una relación favorable entre el beneficio terapéutico y los riesgos asociados. En este sentido, cualquier producto herbolario que aspire a ser considerado como alternativa o complemento terapéutico debe someterse a los mismos estándares de evaluación.
La medicina tradicional no debe ser vista como opuesta a la medicina moderna, sino como una fuente complementaria de conocimiento. El reto actual es establecer puentes entre el conocimiento ancestral y la ciencia contemporánea, sin perder de vista el enfoque humanista que caracteriza a ambas. El respeto por la cultura, la tradición y el bienestar integral de las personas debe guiar toda investigación biomédica en esta área.
Finalmente, es crucial fortalecer los lazos entre universidades e instituciones de salud, para que juntos podamos generar evidencia robusta que permita migrar, de forma responsable, hacia nuevos tratamientos que integren lo mejor de ambos mundos: el conocimiento tradicional y la medicina basada en evidencias. En Colima, ya estamos dando pasos firmes en esa dirección.
Para conocer más del presente tema, sobre todo el relacionado con las propiedades de la yaca, puede consultarse el siguiente enlace digital: https://www.researchgate.net/publication/393612238_Exploring_the_Anticancer_Activity_of_Artocarpus_heterophyllus_Leaves_Selective_Effects_on_Triple-Negative_Breast_Cancer_and_HPV16-Positive_Tumorigenic_Cells
*Investigador posdoctoral de las facultades de Medicina y Ciencias Químicas de la Universidad de Colima
Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

