Con la plantación de 520 árboles y más de 400 plantas de ornato y medicinales en el Campus Coquimatlán, la Universidad de Colima (UdeC) reafirma, a través de la campaña ReforestAcción 2025, un compromiso que trasciende la acción ambiental: el de sembrar vida y futuro.
Lo que inició como un esfuerzo voluntario de la comunidad universitaria, se ha convertido en un proyecto institucional que vincula el quehacer académico con la sostenibilidad, el cuidado de la biodiversidad y la preservación de saberes tradicionales. El Rector Christian Jorge Torres Ortiz Zermeño lo expresó con claridad: cada árbol plantado es una responsabilidad compartida que deberá acompañar a las y los estudiantes durante toda su trayectoria en nuestra Casa de Estudios.
La trascendencia de esa campaña no radica únicamente en el número de especies sembradas ni en la renovación de la imagen de un campus, sino en el impacto social, cultural y ambiental que implica. Al asignar a cada nueva generación de estudiantes la tarea de plantar y cuidar un árbol, la Universidad convierte la formación académica en un ejercicio de conciencia ecológica, donde el aprendizaje trasciende las aulas para materializarse en la construcción de un entorno más habitable y justo.
Como bien lo señaló Blanca Díaz, presidenta del Voluntariado de la UdeC, reforestar significa sembrar esperanza y un legado. La dimensión simbólica es tan poderosa como la práctica: al plantar un árbol se deposita también la confianza en un porvenir que requiere acciones concretas para frenar el deterioro ambiental y generar condiciones de paz y equidad.
El hecho de que ese esfuerzo involucre a estudiantes, personal académico y administrativo, así como a trabajadoras y trabajadores de servicios generales, convierte la reforestación en un acto de comunidad. La entrega de equipo de jardinería, el reconocimiento a quienes cuidan diariamente los espacios y la integración de una jardinera botánica, son elementos que refuerzan el carácter integral de este programa, en el que lo ambiental se enlaza con lo humano.
La UdeC ha entendido que el conocimiento no puede permanecer ajeno a los desafíos que enfrenta el planeta. En cada árbol plantado se cifra la posibilidad de un aire más limpio, de un suelo más fértil, de una biodiversidad más fuerte. Pero también, en cada árbol se siembra el sentido de pertenencia y de responsabilidad que distingue a una institución comprometida con su tiempo.

