Vie. Dic 5th, 2025

COLUMNA: Ciencia y futuro

Por Redacción Oct24,2025

¿Existió la esclavitud en Argentina?

Por Alexandra Pita*

La historia, dicen, la escriben los que ganan, lo que significa que quienes pierden quedan silenciados o ausentes de ella. Esta frase cobra especial valor si pensamos en la esclavitud que se desarrolló durante el período colonial en las Américas.

Hace más de treinta años, junto a una colega y amiga, decidimos hacer una tesis de Licenciatura en Historia en la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) para estudiar el comercio de esclavos que se desarrolló en Córdoba entre 1588 y 1640, tesis que hace poco fue publicada como libro por la Universidad Técnica de Valencia en España el cual fue presentado en julio en la ciudad argentina de Córdoba.

En ella estudiamos el comercio de esclavos que se desarrolló a larga distancia conectando Córdoba con África, Brasil y Buenos Aires, por una parte, y hacia el interior, con Chile, el Alto Perú (hoy Bolivia) y Perú por otra. Estas grandes rutas eran manejadas por los comerciantes portugueses que tenían en esos años el monopolio del comercio de esclavos no solo por gozar del permiso real sino también porque tenían desde el Tratado de Tordecillas factorías en la costa africana de dónde extraer esta mano de obra.

Dado que el puerto de Buenos Aires no tenía permiso para establecer relaciones comerciales pues la corona quería mantener el monopolio a través del comercio Sevilla-Lima, el comercio de esclavos era de contrabando, brindando a los comerciantes que se involucraban un alto rédito de ganancia y la posibilidad de acceder a la plata que se producía en las minas del Potosí (Bolivia), recurso metálico que también estaba prohibido que los vecinos de esa zona manejaran pues se exportaba a España.

El lector podrá preguntarse porqué estudiar este comercio es importante hoy en día. De inicio porque pone el dedo en la llaga de un tema debatido: la construcción de mitos nacionales. Argentina ha sido un país en el que se ha pensado siempre que proviene de los barcos, pero no de los que transportaban esclavos sino de los navíos que trajeron millones de inmigrantes europeos entre la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX. No se trata de hacer una historia en blanco o en negro, reflotando con ello las tradiciones que marcaron lamentablemente durante mucho tiempo la interpretación de la conquista.

Esto solo repetiría el modelo dicotómico de buenos y malos, víctimas y culpables. Se trata de entender hasta qué punto es una tarea inútil e innecesaria invisibilizar el valor y la influencia que tuvo esta población a través de la migración forzada. La cultura de todos los países americanos que recibieron en mayor o menor medida el aporte de los africanos, está llena de africanismos en muchos sentidos y las nuevas interpretaciones de la historia han encontrado en la gama de grises (para salir del dilema de la historia en blanco y negro), una manera de recuperar su valor.

Además, el estudio del comercio y el contrabando realizado en torno a esta población esclavizada nos permite entender que los vecinos del nuevo mundo, sobre todo de lugares marginales como fue el Río de la Plata, tuvieron una gran capacidad de acción ya sea de manera legal o ilegal, por lo que la idea que tenemos comúnmente sobre el período colonial dista mucho de lo que se vivió en aquellos tiempos. Nuevamente, no se trata de seguir modelos dicotómicos definiendo actores históricos activos vs. pasivos, ni de etiquetar.

La historia nos muestra que los márgenes de acción fueron importantes. Es cierto que este comentario aplica más para la población blanca criolla que para la indígena y ni qué decir de la afroamericana que, por su condición de desigualdad legal, tenían un margen reducido de acción. Aunque los documentos históricos que consultamos (cientos de documentos escritos en una letra dificilísima de leer en cursiva que se llama encadenada) hablan de ellos como mercancía, nos permiten saber cuál era su origen étnico, su edad, su sexo, si tenían familia, qué ocupaciones o profesiones tenían, incluso se señalaba su carácter (si era dócil o huidizo, si había sido castigado).

Así, aunque esta población tan importante para nuestra historia y cultura ha sido silenciada, trabajos como este permiten generar en el público la duda de qué pasó con ellos, de cuando de “negro” tenemos todos no solo genéticamente sino culturalmente como descendientes de ese crisol fruto del mestizaje. Esperamos que la lectura de este libro cuyo título es Esclavitud, redes y territorios. El comercio de esclavos en el espacio cordobés (1588-1640), resulte tan reveladora como fue para nosotras estudiarlo.

Coautoría de quien escribió el presente texto y de Claudia Tomadoni, el siguiente es su enlace: https://monografias.editorial.upv.es/index.php/ehl/article/view/705/488

*Profesora de la Licenciatura en Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales y del Doctorado en Humanidades de la Universidad de Colima.

Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

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