Mié. Dic 10th, 2025

COLUMNA: Cotidianas

Por Redacción Oct29,2025

Gloria Safari

Por Jorge Vega

El otro día, al salir de un evento político realizado en el auditorio de la Unidad Deportiva “Morelos”, nos topamos con un vocho rojo estacionado en la acera del bulevar Camino Real. Y nos acordamos de Gloriecita, nuestra amiga, que se la llevó hace unos años el puto coronavirus. Le aceleró el cáncer y se nos fue en menos de un mes.

Gloria tenía un vocho rojo y un safari. Siempre estaba brindándose, apoyando a los demás, aunque a veces se olvidaba de ella misma.

Sé que esto que diré a continuación, sobre el oficio de reportero, a la gente no le importa, pero ahora con la inmediatez del internet, el trabajo y estrés de las y los reporteros se ha duplicado y hasta triplicado. Y cuando el trabajo llega a un punto que parece imposible de resolver, muy seguido pienso en Gloriecita, en lo que ella nos diría para bajar la intensidad. “Así es este trabajo. A echarle ganas”.

Siempre de buen humor, positiva, apoyando a los ciclistas, a los deportistas, a los amigos. En los días duros de su tratamiento contra el cáncer, me escribió: “Ya inicié mi tratamiento de quimioterapia. La verdad, aquí me han tratado muy bien. Los tres días anteriores fueron fatales, me sentí tan mal que ni siquiera tenía fuerzas para pensar. Estoy muy agradecida por tantas oraciones y muestras de cariño, y por eso prometo poner todo de mi parte”.

Al ver el vocho rojo en la calle, y al pensar en todo lo que debía hacer ese día y esa semana en el trabajo, me di cuenta de que no era nada importante, visto con sus ojos. Gloria se estaría riendo. Siempre cumplía sus compromisos laborales, siempre estaba trabajando, ayudando -incluso apoyaba a los reporteros de deportes, que son los más complicados y sensibles del gremio-.

Cuando aparecen los días difíciles -que siempre llegan en este oficio duro de las palabras, los egos, las declaraciones y la falta de respeto por parte de los políticos y los empresarios-, su memoria me ayuda a continuar, a ver el lado menos oscuro de la vida. La Gloriecita. Nuestra Gloria, que de seguro debe estar en una rodada con dios, con los ángeles y serafines del periodismo celestial.

Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

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