Generaciones
Por Jorge Vega
Mientras esperaba el verde del semáforo, al volante del auto, frente a un paradero de autobuses urbanos, vi a un grupo de morros de secundaria, unos cinco, atentos a su celular, riendo o serios, pero sin platicar entre ellos. En otros años, los de mi adolescencia, habríamos estado atentos a las chicas que pasaran por allí o discutiendo entre nosotros sobre futbol o alguno de nuestros ídolos.
El adulto moralista que a veces me visita comenzó a quejarse de las horas que las nuevas generaciones desperdician en redes sociales, de lo poco que conversan entre ellos de manera física, viéndose a los ojos. De lo mal que están, como si mi generación hubiera sido perfecta, condenada entonces sólo a ciertos libros y periódicos, a la visión de Televisa y a las ideas castradas que nos daban a beber desde la Secretaría de Gobernación.
Despedí a mi adulto y sólo vi a un grupo de chicos queriendo entender el Mundo y pasársela bien. Jóvenes sanos, más altos proporcionalmente que nosotros a su edad y con más información acelerándoles el pensamiento. ¿Qué Mundo les estamos dejando? ¿Por qué o para qué tienen que ser o pensar como nosotros? ¿Nos ha hecho felices y plenos ser como somos?
Sus retos son distintos, pero igual que nosotros deberán enfrentar sus propias batallas para incrementar la conciencia. Ellos llevarán esta realidad más allá de donde la dejemos. Sólo se están preparando antes de cargar el mundo en sus hombros. Entonces los vi con más claridad, enfrentando los mismos demonios que nosotros, y sólo quise desearles éxito, suerte. Ellos son quienes sellarán nuestras tumbas.
Algún día tendremos que soltar el control y confiar en la vida.
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