La Universidad de Colima (UdeC) volvió a mirarse a sí misma. Lo hizo, como ya es tradición, a través de la Foto Monumental, ese mosaico humano que cada año crece en significado. Lo que empezó como un gesto simbólico, se ha convertido, en solo 4 ediciones, en una forma de reafirmación colectiva: aquí estamos, somos comunidad, somos historia viva.
En un Estadio Olímpico Universitario teñido de blanco y azul, estudiantes, docentes, trabajadoras, trabajadores, egresados, egresadas y jubilados confirmaron que los 85 años de la UdeC no solo se cuentan: se viven. La imagen capturada desde las alturas será siempre un acto de identidad, al ser la prueba de que la Universidad se mantiene en movimiento. Es una tradición que no se limita a conmemorar el pasado, sino que proyecta futuro.
En una entrevista, el Rector Christian Jorge Torres Ortiz Zermeño lo expresó con claridad: la UdeC es una institución “viva, unida, innovadora”. La frase encierra el espíritu de esos festejos. Nuestra vida institucional no se mide únicamente en obras, programas o indicadores, sino en la cohesión que permite que cada meta alcance sentido. La Universidad de Colima es, sobre todo, su gente, y eso quedó demostrado de nuevo.
Nuestro 85 aniversario nos deja como aprendizaje que podemos celebrar nuestra unidad trabajando. Los actos conmemorativos son parte de una narrativa más amplia que ha buscado llevar la UdeC a su entorno. Ahí está el ejemplo reciente del Ballet Folklórico en Coquimatlán: un lleno total que evidenció lo que ocurre cuando una institución pública sale de sus muros y se encuentra cara a cara con la sociedad que la respalda.
Por ello, no es casual que el cierre del programa conmemorativo sea también un acto de visión: la inauguración del proyecto “UdeC crucero, territorio biodiversidad”, una bioreserva y UMA en Tecomán que habla de compromiso ambiental, ciencia y futuro.
La UdeC se piensa como un organismo vivo y se proyecta como tal: diverso, dinámico, en transformación constante.

