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ARTÍCULO: ¿Educar con o sin límites?

Por Redacción Oct16,2023

Por Dra. Narda Isabel Quezada García

¿Será necesario poner límites en la educación de las nuevas generaciones? Desde mi punto de vista y después metiendo al diálogo a algunos autores, mi respuesta es “sí”. Pero mi “sí” ha de estar contextualizado en un panorama más amplio: La educación.

Educar es un tema extenso y complejo que ha sido abordado por muchos autores a lo largo de la historia. Pitágoras señala que cuando de “educación” se trata, debemos entender ésta como “templar el alma para las dificultades de la vida”; para Platón la educación es el proceso que permite al hombre tomar conciencia de la existencia de otra realidad, y más aún, a la que está llamado a seguir, porque de ahí procedemos y es a donde los seres humanos nos dirigimos, es nuestro camino. Díaz Barriga propuso que el objetivo de la enseñanza es incentivar al alumno para adquirir un aprendizaje significativo, es decir, es idóneo que los alumnos puedan encontrar sentido y utilidad a lo que aprenden en su salón de clase.

Educar es, pues, una acción profundamente humana, y el educar se ha de ir adecuando a los desafíos que se nos presentan, a los docentes la cultura que se desarrollan en el mundo cambiante, hoy marcado, por ejemplo, por la actual sociedad de la información.

Los profesores ahora más que “enseñar” deben “formar”, no con unos conocimientos que tendrán una vigencia limitada, los docentes debemos ayudar a los estudiantes para “aprender a aprender”, para saber discernir la información que reciben por todos lados, en esta cultura del cambio veloz y del exceso de información. Hoy hay que promover el desarrollo “cognitivo y personal” mediante actividades que tengan en cuenta nuevas características (centradas en el alumno) y que les exijan un procesamiento activo de información (no una recepción pasiva-memorización).

En el tiempo que laboré como docente, tanto en educación media superior (bachillerato) y superior (licenciatura), procuré conocer las características individuales de cada estudiante, lo mejor posible; saber cómo estaban en sus conocimientos, el desarrollo cognitivo y emocional de cada uno (muy importante en la actualidad); ubicar sus intereses, sus experiencias fundantes de vida, historial familiar, etc. Pero también, estuve atenta al trató a nivel grupal, había que atender aspectos del colectivo, de la comunidad educativa, qué ayudan u obstaculizan un buen desarrollo; por ejemplo, la coherencia entre lo que se dice y hace, relaciones, afinidades y algo importantísimo, la capacidad de trabajo en grupo.

Volvamos al tema de los límites. Es frecuente encontrar a padres y madres con dudas a la hora de establecer límites, parecieran expresar miedo a perder el cariño de sus hijos o verse tentados, ante el cansancio de la vida diaria, con prisas y ocupaciones, a elegir no tener más conflictos. Vemos con frecuencia que se va optando por colocar en las manos de sus hijos un dispositivo móvil para distraerlos y evitar el tema y el conflicto de los límites.

Poner límites no se trata de ejercer el poder con autoritarismo o con violencia, tal y como se ejercía en tiempos no tan lejanos, sino de favorecer, con autoridad, al estudiante de cualquier nivel escolar, alcanzar lo que se le pide. Los límites proveen al estudiante de señales para transitar la vida, de barreras de contención que le ayudan a no “desbarrancarse” en una de esas “curvas cerradas de la existencia”. Los límites comunican las experiencias acumuladas por el colectivo, la comunidad, la familia, los padres, los profesores. Son reglas, son políticas, normas reguladoras que ayudan en la vida a irse formando un criterio.

Sin límites, habrá pocas referencias, eso puede darnos como resultado una generación líquida que se perderá en este mundo líquido (Bauman).

Termino invitando a reflexionar: ¿Cómo forman en los límites a hijos o alumnos? ¿Cómo fue tu propia experiencia de educación-formación en el terreno de los límites?

Contacto: narda_quezada@ucol.mx

Referencias:

Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

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