Por David Asta Alares
El “no” al matrimonio homosexual por el Tribunal Supremo de la India este martes (17) da un espaldarazo para el Gobierno al tiempo que supone un jarro de agua fría para la comunidad LGBT, que tras esperar décadas a la histórica despenalización de la homosexualidad en 2018 dice que seguirá luchando por la igualdad.
La opinión de los 5 jueces encargados de decidir sobre la legalidad de las uniones entre personas del mismo sexo fue unánime al menos en un punto: la Constitución india no reconoce un derecho fundamental al matrimonio.
Así lo indicó el presidente del Supremo, Dhananjaya Yeshwant Chandrachud, al juzgar que la competencia para elaborar leyes relativas al matrimonio homosexual recae en el Parlamento.
Imposible así tumbar, por discriminatorias hacia las parejas del mismo sexo, partes de la Ley especial de Matrimonio vigente en este país. La veintena de demandantes esperaban construir la base para las uniones civiles en la India sobre esta legislación de carácter laico.
En el resto de cuestiones, y especialmente en lo referente a una posible unión civil, el máximo órgano judicial del país asiático se mostró dividido.
Chandrachud defendió que “el derecho a entrar en una unión no puede ser restringido en base a la orientación sexual”. Una opinión minoritaria. Otros 3 jueces se mostraron contrarios a estas uniones, y el magistrado Ravindra Bhat expresó que “el derecho a cohabitar no puede llevar a crear una institución” como el matrimonio homosexual.
La comunidad LGBT de la India esperaba con ansia la legalización del matrimonio homosexual en el país, 5años después de que el Supremo despenalizara las relaciones entre personas del mismo sexo, al declarar inconstitucional un apartado del código penal heredado de la época colonial británica.
Si aquella histórica decisión fue celebrada con euforia, bailes y banderas arcoíris, la decepción entre los abogados de los demandantes y el puñado de activistas reunidos frente al Supremo este martes era visible. Una actitud sombría acompañada por el cielo encapotado sobre la capital india.
“Estoy profundamente decepcionado con el fallo de hoy. Posiblemente sea la sentencia más conservadora de los últimos años”, dijo a EFE Mario da Penha, uno de los demandantes, a la salida del tribunal.
La decisión del Supremo de dejar la eventual legislación sobre el matrimonio homosexual en manos del Parlamento fue recibida además con escepticismo por Aditya Advani, casado desde hace 3 décadas con el estaounidense Michael Tarr, a pesar de que la India no reconoce esta unión.
“Nuestras esperanzas han sido vanas, es una decepción (…) porque el Supremo lo ha dejado a la mayoría, y la mayoría nunca gobierna a favor de la minoría, especialmente en la India”, explicó.
Advani afirmó que la sentencia no cambia nada para él y Tarr, padres de gemelos por gestación subrogada antes de que la India prohibiese a las parejas homosexuales tener descendencia por esta vía.
Esto no será así para muchas otras parejas de ambos sexos, sin embargo, ya que entre los derechos aparejados al matrimonio que reclamaban los demandantes se encontraba el de la adopción.
El Supremo tampoco concedió este derecho, a pesar de que Chandrachud consideró que “las parejas no casadas, incluidas las parejas homosexuales, podrían adoptar un niño conjuntamente”.
Pero a pesar de la decepción entre la comunidad LGBT, algunas voces llamaron a continuar la lucha por la igualdad de derechos en el país asiático.
“Desde luego no es un paso atrás o un contratiempo, sino algo por lo que tenemos que luchar un día más”, afirmó a EFE uno de los abogados de los peticionarios, Rahul Sangwan, tocado con una insignia de un arcoíris sobre su toga negra.
Sangwan afirmó que, tras examinar a fondo la decisión judicial, los demandantes estudiarán cómo volver a los tribunales para hacer valer sus derechos.
¡Cuando la descriminalización de la homosexualidad tuvo lugar en la India en 2018, dio inicio a una larga lucha por el reconocimiento de los derechos”, zanjó.
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