Por Fernando Bizerra Jr.
La expansión de las actividades mineras en la cuenca del río Amazonas amenaza a más del 33% de los bosques húmedos tropicales inalterados de la región, que se extiende por 8 países, según un informe divulgado este martes.
El documento, elaborado por la organización Earth Insight, detalla que más de 170 millones de hectáreas de estos bosques inalterados “se solapan con concesiones mineras activas (cerca de 71 millones de hectáreas) y potenciales (alrededor de 99 millones de hectáreas)”.
“En un escenario de amenaza extrema, más de 16 mil lugares poblados y 27 millones de personas se encuentran en concesiones mineras activas e inactivas”, recalca el documento presentado por el director ejecutivo de la organización, Tyson Miller.
La expansión de la industria de hidrocarburos
Otra amenaza importante es la expansión de la industria de petróleo y gas, que según el documento pone en riesgo casi el 13% de los bosques intactos de la cuenca amazónica.
Esto incluye 65 millones de hectáreas de los bosques inalterados y más de 31 millones de hectáreas de territorios indígenas.
“Más de 13 mil lugares poblados, que representan cerca de 14 millones de personas o más del 23% de los lugares poblados de la Amazonía, viven ahora en bloques de producción y exploración de petróleo y gas”, recalca el informe.
Según el informe, alrededor del 26% de la superficie de la región amazónica muestra signos de deforestación y alta degradación, el 6% está muy degradado y en 20% de la superficie, los cambios son irreversibles.
Los riesgos para las poblaciones indígenas
Un escenario que preocupa a la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (Coica), organización que colaboró con el estudio, y que llama la atención no solamente para los impactos para el medio ambiente como para las comunidades locales y los más de 500 pueblos indígenas que habitan la región.
La coordinadora general de Coica, Fany Kuiru Castro, se refirió a la peor sequía a la que se enfrenta la Amazonía brasileña desde que se tiene registros.
“Los indígenas no solo vivimos el flagelo de la contaminación y de la degradación de nuestros territorios ancestrales, sino que también sufrimos los embates de la naturaleza. Hoy nuestra Amazonía agoniza, está seca. El río más grande se ha vuelto un hilo de agua, por eso la deforestación debe parar. La degradación debe parar. Los combustibles fósiles deben parar”, sostuvo Castro.
También abogó por la demarcación de territorios indígenas para garantizar la protección medioambiental en la región y subrayó la importancia de los sistemas de conocimiento de los pueblos originarios para mantener el equilibrio de los ecosistemas.
“No tenemos por qué esperar, tenemos que avanzar, hay que parar ya la deforestación, la explotación de combustibles fósiles y evitar la degradación de los bosques y de los territorios Amazónicos”, afirmó.
Tres cuencas fundamentales para la estabilidad climática
El informe aporta asimismo informaciones de otras 2 cuencas consideradas fundamentales para la estabilidad climática del planeta: la del Congo, en África, y la de Borneo-Mekong, en el sureste asiático, que sufren con problemas muy semejantes.
Titulado “Informe de las Tres Cuencas: Las Amenazas de los Combustibles Fósiles, de la Minería y de la Expansión Industrial para los bosques y para las comunidades”, el documento reveló que casi el 20% de los bosques intactos en estas 3 regiones se encuentran en concesiones activas o potenciales de petróleo y gas.
También resaltó que más de 200 millones de personas, lo que supone un 20% de toda la población de las 3 cuencas, vive en bloques de hidrocarburos.
Además, en Indonesia los yacimientos de níquel abarcan más de 3 millones de hectáreas, con un 2.5 millones de ellas ubicadas en bosques naturales, lo que representa un riesgo masivo de deforestación.
“Los hallazgos subrayan la necesidad crítica de una moratoria en la expansión de las actividades industriales en los bosques primarios y prioritarios en estas regiones y a nivel mundial”, afirma el texto.
Ante ello, propone la creación de un espacio para soluciones financieras, como el alivio de la deuda o la reorientación de subsidios, y otras innovaciones “para preservar estos tesoros mundiales y satisfacer las necesidades de desarrollo”.
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