Por Ruth Holtz
Nos solemos visualizar de diferentes maneras de acuerdo a la interpretación que hacemos de nuestras vivencias. Con el tiempo podemos tener muchas visiones que pueden atraparnos literalmente en versiones de nosotros mismos que nos identifican, pero al mismo tiempo nos atan. Se trata de lograr tener una visión liberadora de nosotros mismos. Dependiendo de cómo me veo en el Mundo, cómo juzgo mis relaciones y mi situación es que se va a dar un despliegue de experiencias que yo mismo atraigo con mi visión, fomento con mis emociones y predico con mi pensamiento.
Una visión que atrapa a mucha gente es la de verse como “víctima”. Puede haber sido en efecto perjudicada por la acción de otras personas o de su entorno. Pero el problema es que al no superarse, sanar, perdonar, resignarse y dejar ir puede volverse una manera de ser, de verse a sí mismo/a con respecto a los demás y a su situación de vida.
Ser tratado y defendido por haber sido víctima de alguna situación desfavorable o agresión, puede ser grato y la persona puede querer seguir teniendo ese trato privilegiado en el que se le dispensa de las responsabilidades para con otros y/o para la satisfacción de sus propias necesidades. Además, es una buena manera de evitar tomar decisiones, actuar para hacer una vida independiente. Una persona así puede quejarse continuamente y culpar a otros o al incidente que la lastimó para permanecer estancada. En ese estado de confort dentro de su herida puede chantajear cuando se le presiona a empoderarse y salir de esa actitud negativa.
Verse a uno mismo como víctima puede encasillarnos en un modo de vida en el que te justificas de fallar en mejorar tu vida, “es que has sufrido tanto”, en el que puedes estar hablando exaltadamente de todo lo padecido en toda ocasión posible, abrumando a tus seres queridos y gente que está en tu círculo más inmediato. Ser protegido y cuidado puede ser algo que se quiere prolongar. Es mejor dejar lo sufrido atrás.
Es verdad que muchos hemos vivido injusticias, que hay quienes realmente han sido lastimados por otros. Pero aun así, todos podemos superar eso y dejarlo en el pasado. Es preciso para dotarte de un futuro diferente. Cambiar tu mentalidad, volverte a empoderar o hacerlo por primera vez. Por fin hablar de otra cosa que no sean tus problemas y poder buscar construir una visión de ti mismo/a que haga justicia a tus anhelos más profundos.
Cuando logras entender que tienes el poder de cambiar tu vida y que “allá y entonces” tal vez ciertas debilidades tuyas también te llevaron a ocupar un lugar de víctima, cuando las reconozcas, esas zonas son susceptibles de empoderarse y ser tu área de liberación.
La psicoterapia ayuda a ser dueño y no víctima de las circunstancias para ser libre y hacer una vida auténtica y plena.
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