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Por Redacción Nov13,2023

Competitividad regional

Por Alejandro Bernal Astorga

Impulsar la competitividad desde un enfoque regional permite trazar rutas de crecimiento haciendo sinergia en un México diverso.

Es probable que, en nuestro proceso de formación, nos hayan inculcado que “el todo es más que cada una de sus partes” o que “la unión hace la fuerza” y deberíamos cuestionar si nuestra toma de decisiones es coherente con esa enseñanza; si las empresas realizan alianzas estratégicas de beneficio mutuo o si los 3 niveles de Gobierno coordinan acciones regionales para mejorar la calidad de vida de sus habitantes y las condiciones para el crecimiento económico.

Ante la escasez de recursos y la competencia global, la división no tiene cabida y por ello, el Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO) calcula el Índice de Competitividad Regional (ICR) con el fin de medir la capacidad de las zonas económicas para generar, atraer y retener talento e inversión. Una región competitiva es sinónimo de mayor productividad y bienestar para sus habitantes.

El ICR evalúa 8 regiones a través de 34 indicadores categorizados en 4 temas. Los lugares obtenidos por las regiones fueron: norte (1º), centro (2º), Mar de Cortés (3º), occidente (4º), bajío (5º), sureste (6º), oriente (7º) y sur (8º).

En el tema calidad de vida, la mejor región fue la central y la peor la sur; en gestión gubernamental, desarrollo sostenible e infraestructura y seguridad, la mejor región fue la norte y la peor la sur. El ICR detecta claro oscuros regionales que requieren un trato diferenciado para impulsar el crecimiento. Cabe destacar que Colima, Jalisco y Michoacán conforman la región centro–occidente, que ocupa el 4º lugar nacional.

Las regiones que obtuvieron las primeras posiciones en calidad de vida, se distinguen por el bienestar y satisfacción que experimenta la población con su entorno, abarcando aspectos como la salud, educación, medio ambiente y equidad.

En lo referente a gestión gubernamental, las regiones líderes destacaron por la planificación, implementación y supervisión de los recursos públicos por las autoridades y los impactos de su gestión en la ciudadanía.

Las regiones que ocuparon los primeros lugares en el tercer tema, desarrollo sostenible, se diferenciaron por dar seguimiento a las necesidades presentes sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras desde un enfoque económico.

En el tema de infraestructura y seguridad, las regiones líderes mostraron capacidad en términos de conectividad, acceso a servicios y un marco de protección a la ciudadanía.

En un contexto de competencia global, escasez de recursos y desafíos estructurales, la primera estrategia debe ser competir como país y la segunda como región para suplir debilidades y potencializar fortalezas; más allá de intereses o ideologías, la inteligencia y la sensatez deben prevalecer, porque crear oportunidades es el reto.

Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

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