Por Marcial Aviña Iglesias
Durante los preparativos del concurso de Declamación, me encontré con un asunto que llegué a pensar que ya estaba superado, ese que en mis años de alumno de la… creo que mejor no menciono el nombre de la facultad, no vaya a ser que a alguien incomode, y tal vez diga: ¡Cómo de esa prestigiosa institución egreso un tipo así!
En aquellos años, gracias a mi amistad con un integrante de Los Espesos -dícese de un grupo de escritores amateurs que se reunían para intercambiar textos en alguna casona de Colima-, conocí la literatura de Jorge Luis Borges, alucinado empecé a intercambiar mis vales de libros que recibía a cambio de las colaboraciones en el suplemento cultural Cartapacios, del periódico Ecos de la Costa, por algunos títulos de Georgie, como así le decían sus familiares a aquel chamaquito que a los 6 años les comentó a sus progenitores que iba a ser escritor.
No satisfecho con los libros, en la naciente Internet de aquel entonces, busqué entrevistas, anécdotas y textos diversos sobre Borges, y fue ahí que leí uno llamado “Instantes”, que lo distribuían como el último del Bonaerense Universal, pero que resultó ser un fake -sí, desde aquellos años ya existían-, engaño que en mayo de 1989, la revista Plural difundió, y que en el libro de “Todo México” de Elena Poniatowska a principios del año 1990 se le continúo atribuyendo también, y para rematar el investigador Miguel Capistran lo incluyo en su compilación “Borges y México” de 1999.
La verdad de quién escribió este texto, continúa siendo un misterio, es decir, sin una fuente fidedigna, pues se le concede la autoría al humorista y caricaturista estadounidense Don Herold y a Nadine Stair, con fechas de publicación distintas, para el primero se dice que fue en el año de 1935 y para la segunda en 1975.
Luego Bono, sí, él mismísimo de U2, en un conocido programa de televisión nacional de 2017, leyó un fragmento de “Instantes”, del chileno Jorge Luis Borges, ya se imaginarán el mitote que esto causó, y si a ello le agregamos las pifias de algunos de nuestros mandatarios, como llamarlo “José Luis Borges”, “José Luis Borgues” o aludir que también a él como a Octavio Paz, Mario Vargas Llosa, Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Miguel Ángel Asturias y Gabriel García Márquez, recibió el Nobel de Literatura, hacen que este escritor argentino sea el más citado y el menos leído, ese mismo, que cuando supo que iba a perder la vista debido a una patología congénita decidió leer todos los libros de la biblioteca de Buenos Aires.