El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, aseguró que todavía queda un “duro trabajo” para alcanzar la paz entre Armenia y Azerbaiyán, pero agradeció a ambos países la “franqueza” durante sus negociaciones.
El líder de la diplomacia estadounidense se expresó así al clausurar la segunda ronda de conversaciones de paz celebrada a las afueras de Washington entre los ministros de Exteriores de Armenia y de Azerbaiyán, Ararat Mirzoyan y Jeyhun Bayramov, respectivamente.
“Creo que todos aquí entendemos que cuanto más nos acercamos a un acuerdo, en algunos casos, se vuelve más difícil porque los temas más complicados se dejan para el final”, dijo Blinken.
No obstante, el secretario de Estado afirmó que aprecia mucho que los titulares de Exteriores de ambos países hayan demostrado un “espíritu de franqueza y apertura”, pues consideró que esta es la única forma de llegar a un “entendimiento”.
Blinken recordó que se espera que el primer ministro armenio, Nikol Pashinián, y el presidente azerbaiyano, Ilham Aliyev, se reúnan próximamente en un encuentro mediado por la Unión Europea (UE), y que se cierre un acuerdo final “en las semanas y meses que están por venir”.
Armenia y Azerbaiyán trabajan desde hace meses en un tratado de paz con la mediación de Rusia, la UE y Estados Unidos, y en paralelo tratan de delinear la frontera común, pendiente desde la independencia de la URSS en 1991.
Los 2 países, con la ayuda de Rusia, pusieron fin en noviembre de 2020 a una guerra de 44 días por el control de Nagorno Karabaj, la región montañosa causa de un conflicto que se arrastra desde fines de la pasada década de los 80.
Nagorno Karabaj está reconocido internacionalmente como territorio azerbaiyano, pero está habitada por armenios étnicos.
Ereván perdió en la última guerra el control sobre más de dos tercios de los territorios en el Karabaj y sus alrededores, pero conserva la comunicación con el enclave a través del corredor de Lachín, protegido por tropas de paz rusas.