Crisis del maíz
Por Alejandro Bernal Astorga
Un agricultor además de ser un experto productor debe ser un administrador del riesgo, porque afronta el reto de producir en un entorno natural (afectado por sequías o inundaciones) y comercial (fluctuación de precios), no controlables.
La baja en los precios del maíz ha generado que los productores de Sinaloa y Sonora realicen manifestaciones para solicitar apoyo gubernamental y evitar la quiebra. Entre las principales causas que han originado esta situación, están:
El maíz es un commodity; una materia prima de consumo masivo, de la que se obtienen subproductos. Por su importancia, para la alimentación mundial, los commodities se cotizan en la bolsa de futuros de Chicago y el precio internacional del maíz está a la baja debido, al aumento de sus reservas, buenas perspectivas de producción y a una disminución en los niveles de demanda, producto de la desaceleración económica mundial. Desafortunadamente, la tendencia a la baja en el precio internacional del grano, incide en el precio que se maneja en el mercado nacional.
Hoy, los precios de venta del maíz en México son 30% menores a los del 2022, ya que el precio pagado al productor por tonelada fluctúa entre los 5 mil y 5,200 pesos y el año pasado fue de 7,050 pesos.
La situación se complica más para los productores porque los conflictos bélicos incrementaron el precio de los fertilizantes; además, con el crecimiento de la inflación, aumentaron las tasas de interés en los préstamos de avío y refaccionarios, así como los precios de compras a crédito, afectando la economía de las unidades de producción.
Debido a los factores antes mencionados, FIRA señala que este año el costo de producción de maíz por hectárea se incrementó en un 30% y este escenario propicia el incumplimiento de las obligaciones financieras adquiridas, afectando su historial crediticio.
Habría que considerar además que la política pública de administración del riesgo ocasionado por la fluctuación de precios en el mercado debe cambiar.
Los precios de garantía son una medida gubernamental que protege a los pequeños productores, pero de acuerdo con el INEGI, la producción del maíz grano se da en mayor proporción en las unidades con superficie sembrada mayor a 5 hectáreas (75%) que en las más pequeñas.
La adquisición de coberturas es una opción, ya que permiten a los agricultores asegurar un precio piso en la venta de su cosecha. Existen 2 opciones: las que cubren contra alzas de precios llamadas “opciones call” y las que cubren contra las bajas de precios que reciben el nombre de “opciones put”. El mecanismo de operación consiste en pagar una prima (como en un seguro), fijada en función del precio a asegurar en el mercado de futuros, el plazo y la volatilidad o variación de precios que exista en el mercado.
Retomar el programa gubernamental de ingreso objetivo, sería deseable, ya que garantizaba a los productores un nivel mínimo de precio establecido en pesos por tonelada, de manera que, si el precio de mercado estaba por debajo del ingreso objetivo, el Gobierno complementaba la diferencia.
En un contexto en el que de acuerdo con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), México es autosuficiente en la producción de maíz blanco para consumo humano, pero no en la producción de maíz amarillo para consumo animal, este tema cobra mayor relevancia.
Hoy solo producimos el 25% e importamos el 75% del maíz amarillo requerido para satisfacer la demanda nacional destinada al consumo pecuario (78%); industrial almidonera (15%) y otros (7%).
Las medidas que se puedan tomar en el presente, incidirán en la construcción del futuro económico deseable de la actividad y en el nivel de vida de quienes a ella se dedican.
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