Reforma fiscal
Por Alejandro Bernal Astorga
La administración inteligente y sensata de los recursos públicos es necesaria para generar las condiciones que le permitan a la población satisfacer sus necesidades y alcanzar mejores niveles de vida.
Se asume que tener finanzas públicas sanas es propio de un gobierno responsable, disciplinado y con visión para que, con el mínimo de inversión se genere el máximo de beneficio, privilegiando las actividades estratégicas que favorezcan a la mayor cantidad de población y en especial a la que más lo necesita.
Es positivo impulsar el desarrollo social en nuestro país, pero se requieren recursos suficientes para obtener resultados sostenibles a través del tiempo. El primer reto es contar con presupuesto suficiente y si bien en el 2023 el Ejecutivo federal incrementó en términos reales un 10.9% sus ingresos tributarios, la captación anual real solo se incrementó 2.4% en los últimos 5 años.
En lo que respecta a los egresos, los recursos para pensiones y jubilaciones laborales crecieron 5.1% en el mismo periodo y para 2024 se presupuestaron 1.5 billones de pesos; se estima que para 2030 el monto asignado alcance los 2 billones de pesos.
En lo referente a las acciones de protección social, las pensiones para adultos mayores se incrementaron un 26% anual real y si este ritmo de crecimiento se mantiene para 2030, alcanzarían una erogación de un billón de pesos más.
A esto habría que agregar los recursos adicionales que la próxima administración tendrá que asignar a los proyectos insignia del actual Gobierno (la refinería de Dos Bocas, el Aeropuerto Internacional “Felipe Ángeles” y el Tren Maya) para su operación o finalización, más los recursos asignados a Pemex, el gasto corriente y el presupuesto para sus propios proyectos.
De mantenerse estas tendencias, las posibilidades de que se requiera una reforma fiscal aumentan. La SHCP estima que para mantener los niveles de inversión y gasto público actuales se requiere captar un 4% del PIB actual y la recaudación durante 2023 fue de solo 1.2% de éste.
Así entonces, el tema es, ¿cuál sería el espíritu de la próxima reforma fiscal?, ¿qué instrumentos de captación o incrementos contemplaría?, ¿en qué rubros?, ¿cómo evitar la evasión, sin incrementar la economía informal o frenar el crecimiento? El reto, pues, es la sostenibilidad económica de las medidas implementadas.