Por José Luis Negrete Ávalos
En medio de estadísticas, discursos que proponen, discuten, y aseguran una estabilidad, se contraponen la discusión por la libertad de expresión, así como el ejercicio que desempeñan los periodistas, al observar y transmitir el acontecer público; poniendo sus ideas y argumentos en la disposición de los Derechos Humanos que deberían existir plenamente en un contexto complicado, en ese mismo escenario se vislumbra la política mexicana.
Un escenario que parece detallarse con un sin número de temas y elementos que comúnmente son señalados como alternativa, como objetivos específicos para alcanzar un orden, un efecto que permita a la sociedad tener una percepción de tranquilidad, de seguridad para el futuro.
Precisamente es aquí donde el ejercicio periodístico desempeña un punto focal, para encontrar, definir, y presentar una visión necesaria de los hechos sociales, económicos, y en este caso, políticos, al considerar los tiempos que se desarrollan, los cuales encontrarán su momento fuerte en las campañas políticas, donde está presente igualmente el actuar de los institutos políticos que contenderán a los diversos puestos públicos.
El tan ansiado acceso al poder, que en otras ocasiones ha sido motivación directa de las participantes figuras en ese mismo escenario.
Donde el propiamente dicho el periodismo y demás medios de comunicación, aparecen como una figura más al ser el enlace clásico entre los candidatos y candidatas, servidores públicos y la ciudadanía, ejerciendo a su vez, un gran peso para la definición del voto o la legitimidad de los funcionarios dentro de una administración determinada.
Ante esta necesidad mutua casi de sinergia entre la política y el periodismo está una cuestión básica, ¿cómo asegurar el ejercicio justo de la libertad de expresión y prensa más allá de la importancia de las figuras políticas en la búsqueda del poder o en la permanencia del mismo?
Una pregunta realmente complicada si el punto de partida es la actualidad, donde el riesgo está presente tan solo en el hecho de las palabras, de la expresión de argumentos y puntos de vista que los periodistas y los medios de comunicación intentan destacar, con el riesgo de lacerar o afectar supuestamente las actividades o circunstancias del escenario político, de quienes se sienten aludidos por aseveraciones.
Una discusión eterna de cuál bando tiene la razón, pero la lógica tendría que dar por enterada a la realidad, es decir, la manifestación de las ideas, sostenidas en los derechos humanos, el resguardo de estos como descanso para cuestionar el desempeño del poder.
Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.