Por Julio César Rivas
Votantes árabes y progresistas han planteado la primaria demócrata que se celebra este martes en Míchigan como una protesta contra el apoyo del Gobierno de Joe Biden a la ofensiva israelí en la Franja de Gaza y un preludio del dolor que le pueden infringir en las elecciones presidenciales de noviembre.
El apoyo de EUA a la ofensiva israelí, que ha dejado al menos 30 mil muertos (en su mayoría mujeres y niños), causado decenas de miles de heridos y desplazado 2 millones de personas en la Franja de Gaza, ha generado rechazo entre numerosos grupos y votantes que fueron clave para la victoria de Biden en los comicios de 2020 en Míchigan.
El ala progresista del Partido Demócrata, representada por nombres como la congresista palestino-americana Rashida Tlaib, el excandidato a la nominación presidencial demócrata Beto O’Rourke o el excongresista Andy Levin, ha cristalizado ese rechazo al solicitar un voto de castigo a Biden en la primaria de Míchigan que se celebra este martes.
Un movimiento de base
Dos organizaciones, Our Revolution y Listen to Michigan, que reúnen a destacados políticos, activistas y decenas de miles de personas en el estado, han solicitado que los demócratas emitan este martes un voto “no comprometido”, equiparable a un voto en blanco, en las primarias.
“Estamos muy decepcionados con la respuesta que la Administración del presidente Biden ha dado al conflicto en la Franja de Gaza y estamos tratando de mandarle un mensaje en Míchigan de que necesita mejorar su posición en este tema”, explica a EFE Paco Fabián, subdirector de Our Revolution.
No es casualidad que el movimiento de castigo a Biden por su posición en la guerra de la Franja de Gaza se haya iniciado en Míchigan: en el estado viven unas 300 mil personas de origen árabe y musulmán, una de las mayores del país.
Fabián reconoció a EFE que ha sido esta sólida comunidad árabe y musulmana, en parte afiliada a Our Revolution, la que ha pedido unirse a la campaña del voto en blanco iniciada por Listen to Michigan, un movimiento iniciado por Layla Elabed, hermana de la congresista Tlaib.
Con un presupuesto de 250 mil dólares, el mensaje de Listen to Michigan es claro y directo: “Díganle a Biden que no cuenten conmigo para el genocidio”.
“Estamos marcando la casilla ‘no comprometido’ porque rechazamos fundamentalmente que Biden financie la guerra y el genocidio en la Franja de Gaza”, explica el movimiento en su web.
La izquierda demócrata
Sin embargo, es Our Revolution la que posee el poder de movilizar a los votantes. Esta organización fue fundada en 2016 por el senador Bernie Sanders, quien aspiró a la nominación presidencial demócrata en 2016 y 2020, y quien intentó mover al Partido Demócrata hacia la izquierda en temas como migración, salarios, medio ambiente o cobertura médica.
La organización está presente en todo el país y, en Míchigan en concreto, cuenta con 87 mil afiliados y unos 225 mil seguidores. Todos han recibido en los últimos días una carta de Our Revolution solicitando el voto en blanco para expresar a Biden su desencanto.
Our Revolution considera que las políticas de Biden hacia Israel y la guerra de la Franja de Gaza están desmotivando a los votantes de cara a las elecciones presidenciales de noviembre, lo que podía provocar que Donald Trump, el presumible candidato republicano, se hiciese con el estado.
Según la última encuesta publicada por Emerson College, Biden perdería en Michigan con el 44% de los votos frente al 46% de Trump.
Teniendo en cuenta esos números, el director de Our Revolution, Joseph Geevarghese, consideró este lunes en un artículo de opinión publicado en USA Today que “la campaña de Biden necesita de forma desesperada despertar”.
Un 10% de los votos
El objetivo del movimiento en favor del voto en blanco es alcanzar el 10% del total de las papeletas emitidas en las primarias demócratas de Míchigan.
La última vez que Míchigan experimentó un esfuerzo similar por parte de los votantes para votar en blanco fue en 2008, cuando solo aparecía el nombre de Hillary Clinton en las papeletas y no el de su rival, el entonces joven senador Barack Obama, quien posteriormente se convertiría en el candidato demócrata y presidente.
En ese momento, algunos grupos llevaron a cabo campañas para fomentar el voto “no comprometido” en esas elecciones, y los votantes finalmente optaron por esa opción en un 40%, demostrando así un fuerte respaldo por Obama.
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