El sueño de un México paritario: ¿basta que una mujer llegue a la Presidencia?
Por Rosario Gutiérrez
Hace ya algunas columnas comentaba en este espacio que, de acuerdo a las encuestas, parece que sí o sí, quien ocupe la silla presidencial de México después de 2024 será mujer, pues hasta el momento son Claudia Sheinbaum, candidata de Morena, y Xóchitl Gálvez, candidata de la alianza PRI, PAN, PRD, quienes llevan y por mucho, la delantera, esto frente al único candidato hombre de la contienda: Jorge Álvarez Maynez de Movimiento Ciudadano.
¿Pero basta que una mujer llegue a la Presidencia de la República para que el país amanezca siendo más paritario? La respuesta corta es que no. No basta que una mujer esté en un cargo de poder para que le apueste y trabaje en aras de la equidad y la paridad, esto a pesar de que lo diga públicamente. Por ejemplo, en el caso de las 2 mujeres que compiten por la silla presidencial, Claudia Sheibaum presentó en diciembre de 2023 el equipo con el cual armaría su plan de Gobierno, un equipo con 10 hombres y 6 mujeres. Desde ahí hay un desequilibrio en la representación de mujeres y es que la vida, las necesidades, los trayectos, las dificultades y un montón de aspectos más de la cotidianidad, sí cambian dependiendo de si eres hombre o mujer. ¿Qué pasará con todos esos ejes en los que las mujeres de su equipo no tengan influencia?
Mientras que Xóchitl Gálvez, quien fuera senadora, ha sido omisa o ausente en temas que repercuten con la paridad, igualdad y derechos humanos. De acuerdo a información recopilada por el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica, Gálvez no se presentó a votaciones en el Senado como las que suspendían derechos a las personas condenadas por delitos de violencia de género y sexual, o en la votación que pretendía fortalecer el funcionamiento de los Centros de Justicia para las Mujeres que operan en las 31 entidades federativas.
Que haya un contexto que permite que 2 mujeres compitan por una posición de tan alto rango, todavía no es algo que festejar, pues no es que suceda hacia abajo con naturalidad y sin presión. Estoy segura de que, si los órganos electorales no exigieran cuotas para lograr que las mujeres puedan competir también en el ámbito político, no tendríamos a ninguna.
Tan solo cabe recordar la forma en la que se conformaban los congresos hace una década o cuando se instauraron las acciones afirmativas para que los partidos tuvieran que postular a igual número de mujeres y hombres, estos dejaban que sus compañeras ganaran las elecciones para después hacer que declinaran al puesto a favor de sus suplentes hombres.
Sí o sí, llegue quien llegue a la Presidencia, las mujeres y grupos vulnerables tendremos que vigilar cuidadosamente que las acciones y derechos ya conquistados no sean echados para atrás.
No hay que olvidar ni dejar de tomar en cuenta que como bien decía Simone de Beauvoir en su ensayo “El segundo sexo”, “bastará una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres vuelvan a ser cuestionados”.
Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.