Por José Luis Negrete Ávalos
De acuerdo a lo previsto por el Instituto Nacional Electoral (INE), estamos por iniciar las campañas electorales en el período que comprende del 1 de marzo al 29 de mayo, es por esta razón que los institutos políticos ya han comenzado con los procesos internos correspondientes, para convocar a los aspirantes a los diferentes cargos que están en juego en esta elección.
En los medios de comunicación comienzan a figurar los nombres de los cuadros y militantes que integran las fórmulas de las diferentes fuerzas políticas, con esto la arena política, tendrá a diversos protagonistas que buscan la preferencia del voto popular.
Una arena política distinta a otras ocasiones, no por la complejidad en la definición de los perfiles o las ofertas disponibles, no por el reto que implica el convencimiento de los diferentes sectores que conforman a la sociedad, ya que puede considerarse esos aspectos como elementos presentes dentro de cada contienda electoral, la cuestión que en realidad representa un verdadero reto, es el entorno que lleva una vez más a dudar en la credibilidad de los argumentos, que toman como bandera los aspirantes.
Argumentos que solo producen la presencia de la polarización extrema, y rechazo profundo del ciudadano a temas que pueden aludir a la política.
La pregunta que radica en este caso es ¿Podrá evitarse de alguna manera la duda y polarización para favorecer la democracia?
La respuesta en este cuestionamiento solo puede llevar a ese deseo o intención en la cual la democracia pueda surgir como un elemento indispensable en la arena política, sin embargo, esa intención está bajo el supuesto de una utopía, prácticamente es así, en el acontecer actual, donde se percibe el peso de esos extremos, desde el propio riesgo de la opinión pública, de la libertad de expresión como un efecto previsible inclusive desde el propio desarrollo del proceso electoral, o los niveles de poder público.
Ante todo esto, solo queda esperar el desarrollo de la campaña política que está en puerta, confiando en que la sombra del intervencionismo no pueda surgir; que el proceso que se dará, se ubique en simplificar las decisiones del electorado, es decir, que la arena política durante los próximos meses sea la oportunidad para observar para definir, más que un sexenio, el futuro del país.
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