Por Marta Garde
La retirada de Nikki Haley de las primarias republicanas ha acelerado la lucha por las presidenciales entre el actual mandatario, el demócrata Joe Biden, y su antecesor, el conservador Donald Trump, que se sitúan virtualmente como aspirantes al quedarse sin oposición.
La decisión de la exembajadora estadounidense ante la ONU se produjo un día después de que, en el supermartes, día en que una quincena de estados celebraron primarias, solo consiguiera imponerse ante Trump en Vermont, un estado que repartía 17 de los 865 delegados republicanos que estaban en juego en total.
Haley rompió el silencio guardado la víspera con una comparecencia pública este miércoles por la mañana. “Ha llegado el momento de suspender mi campaña (…) Ahora depende de Trump ganarse los votos de aquellos dentro y fuera de nuestro partido que no lo apoyaron. Y espero que lo haga”, dijo en Charleston, en su estado natal (Carolina del Sur).
Trump acumula ya 1,051 de los 1,215 delegados que necesita para proclamarse matemáticamente como el candidato republicano, mientras que Biden, según el recuento de la cadena ABC News, suma 1,568 de los 1,968 con los que se garantizará la nominación en la convención de su partido este agosto en Chicago.
Trump puede confirmar matemáticamente su candidatura presidencial el día 12 y Biden, con seguridad, el 19 de marzo.
El liderazgo republicano en la Cámara de Representantes saludó este miércoles el estado de la contienda.
“Estamos muy contentos con los resultados de anoche. La carrera está decidida. Ahora será una revancha y nos gusta esa revancha. El mensaje de Trump resonó en el pueblo estadounidense porque no se trata de una teoría no probada. (…) En su Administración consiguió la mayor economía en la historia del mundo”, dijo el presidente de ese hemiciclo, Mike Johnson.
Todo parece que, en noviembre próximo, tal y como pasó en 2020, la ciudadanía deberá volver a decidir en las urnas entre Biden y Trump. Mismos aspirantes, pero distinta situación, según explica a EFE William Dunlap, profesor de Derecho en la Universidad de Quinnipiac.
“La gente tiene ya una idea de cómo funcionan ambos en el cargo. En 2016 nadie conocía a Trump. En 2020 se habían familiarizado con él y ahora también con Biden y con cómo ejerce como presidente. Así que van a ser unas elecciones con mucha más información que hace 4 años”, sostiene.
Biden no tardó este miércoles en animar a los votantes de Haley a sumarse a su causa.
“Sé que hay muchas cosas en las que no estaremos de acuerdo. Pero en las cuestiones fundamentales como preservar la democracia estadounidense, defender el Estado de Derecho, tratarnos unos a otros con decencia, dignidad y respeto, preservar la OTAN y enfrentar a los adversarios de Estados Unidos, espero y creo que podemos encontrar puntos en común”, sostuvo en un comunicado.
Haley solo había ganado hasta ahora en Vermont y en el Distrito de Columbia y está por ver por quién se decantarán en noviembre sus partidarios.
“Sospecho que si les preguntaras ahora se quedarían en casa porque no pueden votar por ninguno de los 2, pero eso no significa que alguno de ellos o incluso la mayoría puedan apostar por Trump porque lo prefieren frente a Biden, o viceversa. No lo sabemos. Y va a ser un gran tema de análisis en los próximos meses”, recalca a EFE Michael Cornfield, politólogo en la universidad George Washington.
El liderazgo demócrata en la Cámara de Representantes dejó claras también hoy las diferencias, no obstante, entre uno y otro bando.
“El contraste no podría ser más evidente. Nosotros somos el ‘equipo normal’. Queremos financiar importantes prioridades gubernamentales que eleven la calidad de vida de cada estadounidense. Los republicanos son el ‘equipo extremista’. Van dando tumbos de crisis en crisis porque los únicos principios unificadores que les motivan son los caprichos de un hombre que tiene 91 delitos graves a sus espaldas”, dijo el legislador Pete Aguilar.
Trump, de 77 años, tiene abiertas 4 causas penales, mientras que Biden, de 81, ve cómo cada vez son más frecuentes las críticas sobre si está en capacidad física y mental para ejercer el cargo, pese a que el último informe de su médico despejó dudas al respecto.
En cualquier caso, según Dunlap, las convenciones de ambos partidos este verano, que confirmarán las candidaturas, serán un encuentro prácticamente burocrático: “La nominación oficial no será algo tan importante como de costumbre porque la carrera ya habrá empezado”.
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