Por Alejandro González Gutiérrez
Durante un siglo, la radio como medio, género y formato, ha sido ubicada por las diferentes culturas y audiencias, como un canal tradicional de entretenimiento, educación, difusión y por supuesto en gran parte, como un modelo de negocio para las grandes cadenas que existen alrededor del Mundo, pero también como un medio capaz de transformar comunidades y poblaciones.
Claro que, cronológicamente, hemos sido testigos de cómo ha tenido la necesidad y a veces la urgencia (hoy, más que nunca) de evolucionar hacia nuevas formas de comunicar, informar, entretener y en consecuencia cautivar a sus públicos mediante un lenguaje radiofónico acorde a sus contextos y características.
A inicios de año, el Instituto Federal de Telecomunicaciones dio a conocer los resultados de su Encuesta Nacional de Consumo de Medios, realizada durante noviembre de 2018 a enero de 2019, que el 79% de los radioescuchas en México, sintonizaba de manera tradicional la radio, dejando el resto al uso de algún tipo de dispositivo móvil. Faltará conocer el impacto que ha tenido la pandemia en el comportamiento de las personas sobre el consumo de contenidos y medios tradicionales, digitales, abiertos o de paga.
Hoy tenemos un panorama qué atender con múltiples matices que se acentúan dependiendo del contexto en el que se encuentre una emisora de radio en particular, algunos de esos matices son los que siempre han estado, otros, se han sumado y requerirán de atención continua para su mejora; programación, cobertura, tecnología, lenguaje, inmediatez, normatividad y no puede faltar, si no deseamos ser un medio que se quede estancado, la adaptación constante a las audiencias. Un ejemplo de retos particulares, son las radios comunitarias e indígenas, que, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) enfrentan el desafío constante de la sostenibilidad y la necesidad de contar con políticas públicas que fortalezcan su operatividad.
Otros aspectos que agrego a la mesa, por cierto, fundamentales frente al panorama en que nos encontramos, son la generación oportuna de productos sonoros que además puedan ser consumidos multiplataforma, es decir, no sólo vía antena sino a través de podcast, streaming en tiempo real o grabado, video y hasta la implementación de estrategias delivery donde los radioescuchas se suscriben a una lista de distribución de contenidos originales vía correo electrónico, derivado del gusto por leer, escuchar o ver lo que su radio le pone a disposición en su plataforma. Lo anterior implica no solo una constante actualización de quienes piensan, generan y viven el medio desde adentro, sino una amplia disposición frente al aprender, adoptar nuevas aptitudes y habilidades para responder ante las nuevas realidades y producir lo que sus audiencias ya esperan gracias a la empatía que han estrechado con su emisora.
Universo 94.9, ha hecho su labor desde hace un poco más de 18 años (sin contar la vasta experiencia previa como productora) en la Máxima Casa de Estudios colimense, la Universidad de Colima. A lo largo de sus cuantiosas horas al aire, ha construido públicos y puesto a disposición sus espacios físicos y sonoros para la formación estudiantil, una de sus varias razones de ser. Ha abierto micrófonos a diversidad de voces, ideologías y enfoques. Así pues, la disposición, apertura y proactividad, deberán ser una constante para el crecimiento de contenidos aptos a las plataformas necesarias para no solo mantener a los públicos ya cautivos, sino alcanzar nuevas audiencias con un modelo de canal multidireccional de información, de escucha activa que asegure el acceso al conocimiento, la cultura, la ciencia, tecnología, arte y todo el universo que pone a disposición nuestra Alma Mater y la comunidad.
