José Jaime Núñez Murguía, aliancista
Por Rogelio Guedea
El destino es irrevocable. Se nace y lo tenemos marcado en los pies, aunque lo dudemos. La historia del líder sindical del SNTE 6, José Jaime Núñez Murguía, hoy candidato a la diputación local por el distrito 8, es realmente sorprendente en ese sentido. Es el ímpetu de una vocación. Por eso me gustan estas entrevistas: nos desvelan a la persona que hay detrás de la figura pública y nos permiten ver un rostro más allá de lo puramente mediático y del servicio público que desempeñan. Para empezar, el abuelo materno del profesor normalista Núñez Murguía fue también maestro como él. Vivió en la época de la guerra cristera y, de hecho, fue reclutado por los criterios (muchos de ellos analfabetos) para que los enseñara a leer y a escribir, también para escribirles sus cartas y leer su correspondencia. Fueron tiempos tan difíciles (en los que incluso peligraba su vida) que su abuela materna tuvo que vestir a su abuelo de mujer para poderlo sacar en un tren de donde lo tenían prácticamente confinado. El maestro Núñez Murguía recuerda que su abuelo, vestido de mujer, iba en el tren al lado de su abuela, y que cuando uno de los soldados le preguntó a su abuela que quién era esa mujer que iba al lado suyo, su abuela le dijo que su hermana, pero que iba dormida. En efecto, su abuelo se cubría el rostro e incluso las manos para que no lo fueran a identificar y así volverlo a confinar para ponerlo al servicio de la causa cristera. De ese primer Murguía entregado completamente al magisterio nació su madre, la reconocida maestra Hilda Murguía, quien se casó con su padre en el Agua Fría, un poblado de Minatitlán. Era una maestra rural, de primaria también, muy estricta y sin dobleces. La maestra Hilda, como se le conocía, al tiempo quedó embarazada del maestro José Jaime, su primogénito, pero cuando ya iba a dar a luz tuvo algunas complicaciones con el traslado y no tuvo más remedio que tener a su hijo en la misma escuela de maestros de la localidad. Como si eso hubiera marcado para siempre su destino (nacer en la mismísima Escuela de Maestros), el pequeño Núñez Murguía no sólo creció entre maestros (sus tíos y madre) aguerridos y de fuerte compromiso con el magisterio, sino también al amparo de una mujer, la maestra Hilda, su madre, que muy pronto lo involucró en las actividades de la primaria donde trabajaba, ya en Minatitlán, adonde se mudaron para poder contar con mayores servicios públicos, como los propios servicios de salud. De modo que, siendo aún niño, el hoy candidato a la diputación local por el distrito 8 empezó a ayudar a su madre cuidando grupos que estaban sin maestro, ayudando en las festividades escolares, además de haber crecido escuchando las conversaciones de su madre y sus tíos maestros sobre las necesidades de los maestros y la educación, las carencias, las luchas, las conquistas magisteriales, y todo lo que este mundo envolvía. Fue la educación sentimental de quien, llegado el momento de entrar a la preparatoria, no tuvo más remedio que acatar el destino que se le imponía: ser maestro normalista, como su madre, sus tíos y su abuelo. No podía ser de otra manera. El maestro Núñez Munguía se graduó a finales de los noventa como maestro también de primaria y empezó a buscar trabajo. No fue una tarea fácil. Iba al sindicato y volvía del sindicato sin buenas noticias. Su madre le insistía que siguiera yendo, tenía que encontrar una oportunidad. Casi desanimado, el maestro José Jaime seguía yendo, hasta que un día pidió que lo enviaran a donde sea, fuera del estado, no le importaba. Se lo dijo a la maestra Hilda y ésta no estuvo contenta con la noticia, pero el maestro José Jaime no estaba dispuesto a transigir. Quería trabajar, a como diera lugar. Entonces vino la noticia: una plaza se abriría para él, pero ¿dónde?, se lo preguntaba. En Minatitlán, le dijeron, ni más ni menos que en la primaria donde era directora la maestra Hilda, su madre. No lo podía creer. Su propia madre sería su directora. Cuando lo supo, la maestra Hilda lo sentó y le dijo: como eres hijo de la maestra Hilda (esta es una frase que escuchó desde niño y que siempre le impuso respeto), entonces serás el primero que llegue a la escuela y el último que se vaya, de aquí en adelante. El maestro José Jaime lo había podido imaginar. Desde niño la presencia de su madre fue tan fuerte que era imposible que lo tentara el diablo en fechorías pues escuchaba la voz de su madre dentro de su cabeza diciendo: eres el hijo de la maestra Hilda, así que pórtate bien, no me hagas quedar en vergüenza. Tenía que dar el ejemplo. Así sería también como maestro de la escuela donde era directora su madre. De hecho, en las reuniones escolares, lo trataba como maestro Jaime y él como directora, y le exigía más que a cualquier otro maestro o maestra. Fue en esa época en que el maestro Núñez Murguía empezó a mostrar liderazgo sindical y capacidad de organización y concertación, pese a su corta edad y a tener poco de haber iniciado en su carrera magisterial. Así que, pese a ciertas resistencias, primero se hizo delegado de su zona, llegando a realizar un trabajo de mucha cercanía con sus compañeros maestros, y posteriormente, en un hecho inédito, logró colarse al comité de la sección 6 del SNTE, donde fue secretario de Organización, ello en 2005. Con esta cartera sindical, que el maestro supo capitalizar apoyándose de todo el legado del que provenía de abuelo, tíos y su propia madre, empezó su carrera en ascenso dentro del Sindicato, hasta que llegó la oportunidad de convertirse en líder sindical de esta sección del SNTE a finales de 2019, luego de haber sido secretario técnico de la misma y de haber conocido todas las necesidades del magisterio, afincado su arraigo en el mismo y legitimado su liderazgo. Es, de pronto, poco creíble pensar que un maestro rural haya podido llegar a ocupar el liderazgo de un sindicato tan grande y complejo como el 6 del SNTE, pero cuando uno habla con el maestro José Jaime uno puede darse cuenta de lo que decía al principio: el destino es irrevocable y se va abriendo paso desde los lugares más insospechados, irreprimible. Ahora el maestro José Jaime ha decidido postularse como candidato a la diputación local por el distrito 8. Está convencido de que su principal tarea será en favor del magisterio colimense y será una voz potente para el mismo, pero también de igual modo trabajará en beneficio de todos los colimenses. No le cabe duda que el Partido Nueva Alianza, que se creó como una fuerza política del magisterio, podría marcar una impronta en la vida política de la entidad de salir todos los maestros a emitir su voto, esto lograría vencer muy fácilmente al dinero y a la corrupción electoral. Si el magisterio se expresa en las urnas, lo cree convincentemente el maestro José Jaime, entonces el Partido Nueva Alianza podrá ocupar posiciones que después serán de gran ayuda tanto para los maestros colimenses como para la sociedad en general. Es el mensaje final que quiere dar: que salgan a votar y que se expresen en las urnas. Eso, sin duda, marcará un nuevo rumbo para nuestro estado, con mayor paz y mayor bienestar, especialmente para el gremio magisterial colimense.
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