El mecanismo
Por Jorge Vega
Una vez que entiendes el mecanismo, resulta más fácil observarlo detrás de las campañas políticas, del sermón del sacerdote, de las notas médicas en las revistas y los noticieros, detrás de los análisis de las y los economistas o los reclamos de la pareja
El mecanismo queda instalado en nosotros desde que somos niños, tal vez desde el vientre. Conforme crecemos, se va reforzando hasta que, en la edad adulta, sobre todo por sobrecargas, terminamos con los nervios destrozados, enfermos de cualquier cosa o con la vida arruinada.
Ese mecanismo se llama miedo:
Si no haces tal o cual cosa, si no cumples con los 10 mandamientos, si veo que llegan a tu celular mensajes de fulano o mengana, si votas por tal o cual candidato, si no me obedeces, si críticas a la Iglesia o al presidente, si no tienes el dinero suficiente para mantener una familia, si los hombres te ven vestida así… entonces te excomulgan, te asesinan, te divorcian, te encierran en la cárcel, te muelen a golpes, te violan o el país se va cuesta abajo, por tu culpa.
Muy poco se habla de disfrutar la fiesta de la vida, de aprender, de incrementar la conciencia, de pulir el ser. Siempre se activa el miedo, o lo activamos nosotros mismos una vez que ya lo tenemos instalado.
Y, sin embargo, nunca pasa nada, porque hay gente que ha enfrentado el más feroz de los miedos, el de la muerte, y ha vuelto luego de algunos minutos. Esa gente, lo primero que pierde es el miedo. Regresan del Hades para decirnos que disfrutemos el breve tiempo que estaremos aquí, que el miedo es el carcelero.
De las 100 cosas que nos generan miedo, a veces, y porque así es la vida, sólo una de ellas o tal vez 2 ocurren. Nada más pasa, sólo el miedo en nuestra mente, miedo constante, incisivo, cotidiano, para volvernos obedientes, serviciales (serviles), esclavos.
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