Por Almudena Álvarez
La refugiada afgana Khadija Amin, que tuvo que huir de Afganistán en 2021, lamenta el atentado perpetrado el pasado viernes en el que perdieron la vida 3 españoles, pero denuncia que “el turismo blanquea a los talibanes”.
“No entiendo que un turista quiera visitar un país donde las mujeres no tienen ningún derecho”, manifestó este jueves en una entrevista con EFE con motivo de su participación en un debate sobre mujer y migraciones organizado por la Muestra de Cine Internacional de Palencia (España).
Amin lleva 3 años refugiada en España gritando a quien quiera oírla que las mujeres y las niñas afganas viven en una cárcel, que los talibanes no respetan ninguno de sus derechos, que en su país no pueden ni respirar y que el día a día en Afganistán no es vida para la mitad de la población.
A pesar de ello, otras guerras, en Ucrania o en Palestina, han apartado el foco mediático de su país.
“Ahora casi nadie quiere hablar de Afganistán”, se lamenta Amin, periodista convertida en activista por los derechos de las mujeres en su país.
Hasta el pasado viernes con el atentado perpetrado en la ciudad de Bamiyán, en el centro de Afganistán, y reivindicado por el Estado Islámico donde murieron 3 turistas españoles y 3 afganos.
El atentado evidencia la inseguridad en Afganistán
Para Amin, es la demostración de que en Afganistán no hay seguridad y que la sensación de seguridad que quiere vender el Gobierno talibán fomentando el turismo no es real, porque su país está en manos de un grupo terrorista.
Por eso se pregunta cómo un turista puede querer visitar un país donde las mujeres no tienen derechos.
“Las mujeres estamos sufriendo y estas visitas turísticas blanquean a los talibanes que quieren vendernos que hay paz en el país. Eso es lo que ven los turistas, pero no es la realidad. En Afganistán no hay seguridad y este atentado lo ha demostrado”, denuncia.
Confiesa también “la rabia” que siente cuando ve videos y fotos que comparten los turistas: “Es una vergüenza decir que podemos viajar y hacer turismo por Afganistán. Eso no es real”.
Agencias turísticas difunden videos en redes sociales de un Afganistán que no reconoce: “Están blanqueando a los talibanes. No vale esta falsa paz que están vendiendo a los turistas porque las mujeres y las niñas afganas están encarceladas y no tienen ningún derecho”.
Ser mujer o niña en Afganistán
Le duele que la situación de las niñas y mujeres en Afganistán no le interese a nadie: “Hay que visibilizar el sufrimiento de las mujeres y las niñas afganas porque no tienen ningún derecho, no tienen vida, están desesperadas”.
“Las niñas de 12 y 13 años en Afganistán no tienen ninguna esperanza en el futuro. Piensan que sus vidas están acabadas”, continúa.
Por ello pide a la comunidad internacional que presione a los talibanes: “Las mujeres y niñas tienen que vivir en Afganistán. Tienen que respirar. Ahora están vivas, pero eso no es vivir”.
Como refugiada afgana expresa el dolor de las mujeres que se han visto obligadas a abandonar su país para sobrevivir: “Nunca me planteé salir de Afganistán, no quería, pero me obligaron”.
Mientras trata de expresar “el doble silencio” que supone para las refugiadas empezar la vida de cero en un país con una cultura e idioma diferentes.
“Necesitamos redes que nos ayuden a adaptarnos al país de acogida”, afirma. Ella recibe muchas llamadas de otras refugiadas que comparten su experiencia y su dolor, porque “no es fácil vivir ni en Afganistán ni como una refugiada”.
Aunque se reconoce afortunada porque puede ejercer su profesión como periodista en España:
“Aquí tengo todos los derechos que quería, tengo la vida que quería tener, pero me siento igual que las mujeres que viven allí”..
