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ARTÍCULO: Pensamiento crítico Vs educación tradicional. Un dilema educativo

Por Redacción Jun19,2024 #Opinión

Por Raúl Hermosillo, María José Guerrero, Kevin Vargas, Vanessa Ugarte y Cecilia Antonio*

El pensamiento crítico es un fantasma que recorre la mente de cada alumno, entendiendo que con él tiene el poder de crear historias reales o fantásticas. El dilema que encierra el título de nuestro artículo es profundo y viejo, pero aún más, inevitable, pues son enfoques que durante estos últimos 2 siglos produjeron debates acalorados entre aquellos a los cuales apasiona la enseñanza como tarea intelectual, y quienes continúan atrapados en la idea de una instrucción tradicionalista. Este dilema refleja no solo diferentes filosofías educativas, sino también visiones contrastantes sobre el futuro del aprendizaje y la sociedad.

Fernando Savater, eminente filósofo español, plantea una pregunta fascinante: “¿Es la educación tradicional una cárcel para la mente, o es el pensamiento crítico una revolución en el aula?”. Estas palabras resuenan como un eco en nuestros oídos, en un paisaje educativo en donde, a su vez, cada maestro y alumno nos encontramos atrapados en un laberinto de decisiones pedagógicas.

Desde tiempos inmemoriales, la educación tradicional ha sido piedra angular del sistema educativo mexicano. Ubicándonos en tiempos modernos dentro del nivel medio superior y superior, con sus aulas ordenadas, sus filas de mesabancos y sus pizarrones llenos de tiza, este enfoque ha moldeado generaciones enteras de estudiantes. Sin embargo, ¿es este método realmente efectivo para el mundo moderno? Es aquí donde Savater nos insta a cuestionar la autoridad del maestro y la rigidez de las normas establecidas, preguntándonos si estamos enseñando a nuestros alumnos a pensar por sí mismos o simplemente a seguir las reglas.

El pensamiento crítico emerge como un faro de esperanza en medio de la oscuridad. Con su énfasis en la creatividad, la innovación y el análisis profundo, desafía las convenciones establecidas e invita a explorar nuevos horizontes.

¿Es en verdad este enfoque el remedio prometido? En el conflicto entre tradición e innovación, cada voz tiene su lugar y razón de ser. ¿Podemos encontrar un terreno común donde ambas filosofías coexistan en armonía? Es complicado encontrar una respuesta unívoca y universal.

En una clase, entre compañeros, nos cuestionamos sobre las materias que consideramos de relleno en nuestra formación académica. ¿Realmente son necesarias? ¿Podríamos estar empleando ese tiempo en aprender de otras áreas? Estas interrogantes, tan sencillas en apariencia y, sin embargo, tan esenciales, incitan a la reflexión sobre el verdadero propósito de la educación y el papel que desempeña el pensamiento crítico en este proceso.

En la actualidad, el sistema educativo mexicano, marcado por una mezcla de tradición y modernidad, se encuentra en una encrucijada. ¿Debemos seguir aferrándonos a los métodos de enseñanza convencionales, impregnados de la rigidez de la educación tradicional?, ¿O deberíamos abrirnos a la innovación y abrazar nuevas formas de pensar y aprender? Estas preguntas deben repicar en cada rincón de las aulas del país, desafiando tanto a maestros y estudiantes para repensar el papel de la educación en la sociedad contemporánea.

En medio de este debate, nos cuestionamos no solo por nuestros compañeros de clase, sino también por figuras de autoridad en el ámbito educativo. Más allá de estas voces, nos enfrentamos a la incompetencia y a la falta de valores arraigados en el sistema educativo mexicano. Este sistema, influenciado por diversos entes como el gobierno, las iglesias, las organizaciones no gubernamentales y la sociedad en su conjunto, ha tendido a nublar el pensamiento crítico y la creatividad, relegándolos a un segundo plano en favor de un modelo más tradicional y conservador.

Es importante establecer que el destino de la educación no está determinado por estas fuerzas, entendiendo que es el trabajo pedagógico el formador de ciudadanos, y que es su deber enfrentar este dilema con coraje y determinación, para darle un mejor rumbo a la educación mexicana, siguiendo el consejo de aquellos personajes que dejaron semillas en este nuevo mundo, cultivando la diversidad de opiniones, para encontrar un equilibrio entre la tradición y la innovación, solo así podremos liberar a nuestra mente de la ignorancia impuesta, alcanzando nuevas alturas de conocimiento y comprensión.

En este contexto de lucha y desafío, el pensamiento crítico se erige como nuestra mejor herramienta para navegar hacia otra educación. Debemos recordar que este viaje no será fácil ni rápido; nos espera un camino lleno de obstáculos y resistencia, donde cada paso adelante estará acompañado por la oposición de quienes prefieren mantener el statu quo. Sin embargo, es en esta batalla constante donde reside nuestra esperanza de un cambio real y significativo en el sistema educativo mexicano, que obtenga resultados alentadores para el futuro de las personas y la sociedad.

*Estudiantes de cuarto semestre la Licenciatura en Pedagogía de la Universidad de Colima. Artículo escrito en el curso “Formación Ciudadana”, impartido por Juan Carlos Yáñez Velazco.

Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

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