Economía circular en México y Colima
Por Dra. Oriana Zaret Gaytán Gómez*
¿Sabías que el humano es el único ser vivo en la tierra que genera basura? Así es, cada año los humanos generamos alrededor de 2 mil millones de toneladas de residuos sólidos urbanos los cuales no sólo van a parar al vertedero sino a nuestros bosques, playas y ríos. ¿Se te ocurre una solución para detener esto?, ¿qué podríamos hacer para tratar de contaminar lo menos posible?, ¿qué comportamiento podríamos desarrollar para gestionar nuestros residuos tal y como lo hace la naturaleza y los animalitos que habitan en ella?
Pues bien, te cuento que, desde la década de los 70’s del siglo pasado, la comunidad internacional comenzó a preocuparse por el daño ecológico que el sistema económico de producción lineal (de producir, usar y tirar) le estaba generando al planeta. De ahí que surgieran varias iniciativas para tratar de combatir esta situación de deterioro ambiental, desde cumbres climáticas, informes sobre el estado actual de la naturaleza, convenios, acuerdos, generación de leyes y reglamentos y un sinfín de esfuerzos para disminuir lo que hoy conocemos como cambio climático.
Una de las propuestas que últimamente escuchamos y que ya aplican países como China, Japón, Alemania y demás países que conforman la Unión Europea, es la adopción de una forma de producción distinta a la actual, llamada economía circular, la cual, en lugar de buscar producir, usar y tirar, como actualmente lo hacemos, busca reducir, reusar y reciclar nuestros residuos con la intención de evitar que lleguen al vertedero, reinstalándolos en la cadena productiva y de valor cuantas veces sea posible.
Para adoptar un sistema económico de producción de economía circular debemos de cambiar el chip de las personas, tanto de lado de la producción como del consumo, por ejemplo, buscando nuevas formas de elaborar los productos para que éstos sean fácilmente reutilizados y reciclados, reduciendo con ello el uso de los recursos naturales que posee nuestro planeta. Para que se comprenda mejor, pensar que todo lo que ahora concebimos como basura, realmente pueda sur un insumo a utilizar para generar otro producto. Además, es importante ser consciente de lo que compramos y consumimos, buscar productos que sean duraderos, disminuir la adquisición de productos de un solo uso, pensar en la reparación antes que en tirar los objetos que ya no sirvan, así como observar qué de todo lo que poseo, puedo reciclar, reusar o simplemente intercambiar antes de tirar.
¿Pero cómo impulsar esta nueva forma de producir que desplace al actual sistema económico línea por uno circular? Una forma sería observando a los países que ya nos llevan la delantera en esto, para tomar sus mejores prácticas para replicarlas en México; otra sería a través de la generación de una normativa que impulse actividades de reciclaje, reúso y reducción de materiales tanto a nivel nacional como estatal y municipal; una más sería creando incentivos fiscales, para que tanto del lado del productor como del consumidor, se lleven a cabo esfuerzos para recuperar los materiales que hoy en día tiramos al vertedero y que serían los insumos que al utilizarlos disminuyan la generación de basura pues en México sólo reciclamos el 6.1% de nuestros residuos.
También es posible trabajar hojas de ruta en las cuales se plasmen objetivos, metas y acciones que, en el corto, mediano y largo plazo incentiven la reconversión de nuestro sistema productivo; primero, desarrollando procesos circulares en los sectores claves de nuestra economía; es decir, en los sectores que presentan más actividad económica, pues son ellos en los que se genera mayor cantidad de basura y contaminantes. Segundo, impulsando la economía circular desde las grandes empresas, conocidas como empresas ancla, las cuales tienen influencias sobre sus proveedores y clientes, y a través de una simbiosis circular, pueden inferir en toda la cadena productiva y de suministros desarrollando modelos de negocios circulares. Y tercero, generando sinergias y conexiones entre el sector de manejo de residuos y desechos con los sectores que lo alimentan como la industria química, del plástico y del hule; de servicios de apoyo a los negocios; de fabricación de productos derivados del petróleo y del carbón; y de comercio al por mayor de abarrotes, alimentos, bebidas, hielo y tabaco. Con lo cual se pueden generar nuevos empleos, inferir en el crecimiento económico del país, al mismo tiempo que cuidamos nuestro medio ambiente.
Finalmente, se deben fraguar sinergias entre los sectores público, privado, social y académico, para generar los proyectos necesarios que lleven a nuestro país a migrar hacia el paradigma de la economía circular. Es por ello que en la Facultad de Economía desarrollamos una nueva línea de investigación en este tema, que nos ayude a impulsar sistemas de economía circular en nuestro estado.
Para más información sobre este tema, consultar el artículo “La economía circular en las economías que integran APEC» del libro, Economía y sociedad en APEC: Transiciones poscovid-19: http://ww.ucol.mx/content/publicacionesenlinea/adjuntos/economia-y-sociedad-digital_534.pdf
*Profesora de Tiempo Completo y Coordinadora del Doctorado en Relaciones Transpacíficas de la Facultad de Economía de la Universidad de Colima
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